14 noviembre, 2008

ORLANDO (tranco III): ANIMAL KINGDOM (1 de 2)



Y llegó el día..., 32 años esperando para pisar un parque de Orlando y elegimos uno de tantos. Esta vez, Animal Kindom, temático dentro del complejo Disneyworld dedicado a la selva y a los animales. Y madre..., el tamaño (adrede) de las fotos es una metáfora imperfecta de que esto no cabe aquí...

Cuando vas de camino, ya te han apedreado por todo bicho viviente con unos mapas y unas webs que mejor no mirarlas. No sólo por reventarte sorpresas, sino porque lo que ahí se contiene puede hacerte no pegar ojo o infartar antes de disfrutar la función.



Allí llegar es bastante fácil, porque hay carteles para encontrar cada parque, por todos sitios, con muchas más indicaciones que los que podamos tener para dar con la Puerta del sol de Madrid (mal ejemplo, ya).

Y vas por la carretera..., chillando, sudando..., viendo cartelería gigante anunciando atracción a cuál más impresionante y publicidad a cuál más brillante. Y de repente, cual puerta King Konguiana, aparece la entrada gigante ya debidamente tematizada: DISNEYWORLD.



Pero no, ojo. O sea, sí..., DisneyWorld es OTRO MUNDO. Y cuando digo otro mundo digo un mundo con sus autopistas (genialmente señalizadas), con su casi decena de hoteles (el menos increíble de todos ellos tiene tu personaje favorito gigante a la terraza de tu hotel y una veintena de actividades, varias de ellas incluidas en el lago y, de nuevo, a cuál más inimaginable), con sus autobuses, monorraíles, parkings (merece la pena, 10 euros diarios y puedes entrar en cualquier parque con el ticket) y demás transportes que uno puede pensar, con sus..., por supuesto, 5 parques temáticos que son cimas mundiales..., con sus, también, dos parques acuáticos al mismo nivel (no asistí, pero fui a otros de la misma índole para contaros..., lo que pasa es que me quedé con las ganas y, por supuesto, pondré remedio...), platós de cine reales y, como colofón, su zona de tiendas y restaurantes (impresionante de veras, aquí sí gocé).



Pero es que, encima, tienes todo tematizado con un detallismo casi kubrickiano. No hay esquina sin decorar o ambientar (todo a los mejores niveles, claro), no hay rincón que falte música del clásico que imagines o, en muchos casos, temas originales compuestos para la ocasión. Todo el personal es ENCANTADOR..., jamás verás a nadie sin reírse o siempre los verás haciendo el papel Disney de su vida. Las tiendas tienen tanto materlal para comprar que tienes que ponerte una venda en los ojos cada dos estanterías..., y todo con un diseño exquisito, faltaría más. Cada vuelta de calle es una nueva sorpresa (papeleras que hablan contigo personalmente, chistes físicos que te pueden llenar de agua con la mejor idea, etcétera)...



Y todo GIGANTESCO..., por eso para ir a cualquier sitio tienes que coger el autobús o prepararte a andar muchos kilómetros. Porque, sí, lo que dicen es cierto..., la calle de al lado en el plano puede suponer un paseo de cuarto de hora, como poco. Y la seguridad es imbatible..., cada vez que entras a un parque te cachean la mochila..., y lo hace la policía estatal, no un mozo con el gorro del ratoncito.



Y luego la política Disney que no te deja escapar. Os cuento la anécdota del viaje al respecto..., un día fui al Downtown con una camiseta de Pulp Fiction, con la cara de Samuel L. Jackson, que decía lo mismo que decía su cartera: "BAD MOTHER FUCKER". Bien, pues una amabilísima señora me dijo, educadísimamente, que o me la quitaba o me la ponía del revés..., que no tenía otra. Me la puse del revés y lo entendí perfectamente..., no queramos reventarles la magia..., ni a ellos ni a los hijos de ellos o los hijos de nosotros.




Pero, lo que a mí más me apabulla de todo esto, es el concepto de atracción que se tiene en Orlando. Cada vez que te decides por una atracción, no te decides por una atracción..., te decides por un viaje. Un viaje que sabes que tendrá una sublime entrada, una adorable cola, una magistral presentación (actores, animatronics, diseño de producción, LO QUE QUIERAS), una brutal ambientación y una escalofriante resolución. Porque esta gente no concibe una atracción como algo donde montar un ratito y salirte..., como en la mayoría de los parques..., no, no..., esta gente concibe las atracciones como una PELÍCULA que vas a VIVIR TÚ. Y no la olvidarás el resto de tu vida. Y es que, en ocasiones, las colas superaban en calidad incluso a la atracción (aunque hablar aquí de superaciones es un poco absurdo, es todo demasiado colofón para andar así).

Pero bueno, diciendo esto, pasaremos al primer parque con el que copulé: Animal Kingdom.



Nosotros llegábamos a la entrada siempre una hora antes para quitarnos las atracciones más conflictivas en ese tramo, y el primer día ya lo vimos..., iba a ser el viaje de nuestra vida. En la cola de la puerta, ya había un tío vestido al respecto ambientando la función, dando normas y haciendo grandes chistes. Colándotela con un masaje, como quien dice. Al ratito, entrando, aparecía una cabalgata brutal de Goofy, Mickey y Pluto ambientados en El Congo o, qué sé yo, un pájaro exotiquísimo que se posaba en tu hombro, casi pudiéndole sentir la sonrisa.

Porque sí, en este parque, sin ficción que valga, TE METES EN LA SELVA. Al ser todo tan grande, te aislas por completo en cada parque. Es decir, entras y no verás rastros del mundanal ruido (ni siquiera del parque de al lado). Bien, pues esta oferta a mí me impresionó tanto que os juro que podría engañar a alguien diciendo que he estado en un auténtico páramo semejante y contarle impresiones, sin miedo a que me cazaran el bulo. Porque toda la vegetación es NATURAL, todos los animales son reales y están cuidados al máximo y todo el arte es absolutamente firme y de construcción robusta. Pasillos por cuevas, puentes levadizos, selvas en las que te pierdes, lagos sin píxeles y toda la tipología de animales que puedas encontrarte. Y unos usuarios con una franja de edad de 1 a 90 años. Porque, sí amigos, vi a multitud de ancianos montando y disfrutando en las mejores pesadillas. Leñe, maldita sea, es que esta gente lo lleva en las venas... Y aquí, y aquí..., bueno, aquí tenemos otras cosas...

Y por más que leo y reescribo veo que me quedo corto. Y por más que leo y reescribo veo que no llegaré ni a mitades. Pero bueno, haremos lo que podamos..., en la siguiente (ya mismo) os lo cuento atracción a atracción.

No hay comentarios: