30 diciembre, 2010

La cuadratura del círculo




Vista es ta misma mañana en un impecable dvd facilitado por Tarantina, (mil gracias, guapa), creo que desde ya puede tener el record de visionados por parte de un servidor, y pasa a mi top Ten particular del jew, lo cual es mucho decir en una filmografía coronada por cimas.

Fábula domestica de profundos ecos religiosos, como fue su hermana mayor "Encuentros en la tercera fase", sobre la amistad de un pequeño extraterrestre, un personaje real y tangible del film como cualquier actor, conseguido a base de unos logradísimos animatronics, y un niño que está atravesando la crisis del divorcio de sus padres. Fue la película más personal del realizador hasta aquel entonces, solo igualada años después por las dolientes y febriles "La Lista de Schindler" e "I.A.", otra con título/enigma en siglas, nacida de la amistad con Kubrick.

Casi, poniendonos un poco tontos, es la película de arte y ensayo, más lujosa y rentable de la historia, marcando la pauta de lo que sería la producción Amblin el resto de la década, y como detalle malvado decir que tiene el dudoso honor de ser la película más pirateada de la era dorada del VHS.

Película fetiche para muchos niños de la generación ochentera, que idealizaron su paraíso en ese L.A. suburbial, soleado y levemente hortera de los M&M o la Cocacola, mientras aquí teniamos que conformarnos con el mundial, Naranjito y ese papel de paredes tipo 70's.

Es un cuento inundado de luz blanca y cegadora, una parábola sobre el dolor y la perdida, pero profundamente esperanzador. Se podría incluso aventurar que su realización fue algo catárquico para Spielberg que exorcizó con él los demonios que le atormentaban por aquel entonces, no hay más que mirar las hemerotecas, el inminente divorcio con Amy Irving, la tragedia de su producción sobre la serie Twilight Zone, en el que murieron tres actores, dos de ellos niños, y el miscasting del director de Poltergeist, se rumorea que despidió a Tobe Hooper y tomó el mismo las riendas, ocultandolo cara a la galeria para que no se le echaran encima los sindicatos al estar rodando también E.T. por aquel entonces.

Film rodado en estado de gracia divina, musicado por John Williams como si fuera un ballet, mirad esos majestuosos minutos inciales sin apenas dialogos, todo tratado como si fuera cine silente, el poder de los visual en estado puro, o esa explosión de alegría final con timbres de bicicleta en que las siluetas recortan la luz del ocaso, un film que hace grande algo tan nimio como acercarse a la nevera, dándote un abanico de emociones que abarcan el terror, la embriaguez, la risa y finalmente la tensión dramática.

Una historia que es la vuelta a la infancia, en la que los adultos solo existen de cintura para abajo, o no tienen expresión, mirad ese instante sutil, en el que Dee Wallace que interpreta a la madre dice: "Si lo ves, no lo toques", lo dice de espaldas y en penumbra, no existe porque no cree. Todo esta construido con una alternancia de tonos acojonante, y encima estamos hablando de un revienta taquillas, sino mirad el mal rollo progresivo en la primera cena familiar, o intercalar momentos de puro "sense of wonder", el momento en que ET aprende a hablar con el "barrio sesamo", con momentos de cotidianeidad y melancolía como cuando los chicos encuentran la camisa del padre intentando descifrar que colonia lleva.

Spielberg es un cuentacuentos, un visionario, que ha descubierto que la tradición oral de la hoguera ha pasado a la liturgia de la oscuridad de una sala de cine, por eso en un alarde de arrogancia teenager, pero tal vez con cierta razón, pone a la misma altura a "El Hombre Tranquilo" que a "Peter Pan", porque ambas son historias que nos sirven para comprender un poco mejor quien somos, y por eso las funde con la suya propia, ya sea usando la música del film de Ford para acompañar un beso robado con ranas, o en otro caso como con Campanilla, aplaudiendo y deseando creer, pasando de puntillas por la doctrina Católica de muerte y resurreción que se intuye en el film.

Tal vez el film sea la cuadratura del círculo, ese círculo que inunda el film obsesivamente por todos sus encuadres, desde la claraboya de la habitación de los niños, hasta la nave del entrañable jardinero que provocó las lloreras más recordadas de la historia del arte, los culoduros del pase de cannes salían corriendo de la sala diciendo "Cest la merde" mientras se secaban los ojos, o tal vez solo estemos ante la mejor pelicula familiar de la historia, que no es poco.


Valek.

20 junio, 2010

Dioses y monstruos.






Film coral bañado de una extraña épica, planteado a la manera de los relatos de ascensión-caída rodados por Scorsese y guionizados por Schrader a mediados de los 70 u 80, el elenco está realmente brillante, cada actor con una mirada o expresión fisica nos transmite toda una historia detrás.

Julian Moore y Heather Graham realmente parecen actrices porno ( un porcentaje debido gracias a la maravillosa dirección de arte que nos hace un revival del horterismo de aquellos años) con mucha más sutileza que el mero hecho de poner cara de zorra, Whalberg nunca en su vida estuvo tan bien, su trabajo va en la línea de lo que hizo Stallone en Rocky, solo que mientras uno se líaba a puñetazos en el ring este se lía a pollazos sobre camas de agua.

Me ha chiflado como va evolucionando el personaje, algo acojonante de un tipo que era modelo de gayumbos, cosa que hasta se parodia en el film, o como de un chaval de 17 años de clase obrera llega a ser una megálomana porno-star con disfunción erectil, esos andares chulescos, esas llaves de karate... de hecho, hace una interpretación naturalista de como sería el día a día de un mal actor porno de los 70.

Es increíble todo lo que llega a transmitir el patético personajillo que encarna William H. Macy, se puede decir que es una metáfora de lo que fueron los 70, un tipo que recibe a bocajarro las infidelidades de su mujer y que nadie se toma en serio, mola como parece que su interpretación este desincronizada del resto del reparto, réplicas que quedan en el aire, llaves que se caen al suelo y que se toma su tiempo en plano para recojer, todo el esqueleto central del film es recogido en un enormerrimo plano secuencia que va de la habitación con su mujer folleteando, salida hacia el coche, vuelta, asesinato y suicido cerrando plano, claro, la muerte de los 70.

Los planos secuencias de la peli son todos acojonantes, ya es célebre el que abre el film, que comienza con una camara en posición lateral sobre un neón con el título del film, y que va haciendo un barrido aéreo hasta el club, y ya en el interior se nos va haciendo una presentación de los personajes, un Luis Guzmán como cicerón de la ruta del mal nos muestra el camino por el wonderland del porno, entre los que destaca un Burt Reynolds con pinta de estar a vuelta de todo pero que aún espera su mejor momento como cineasta, el encuentro de miradas (mientras suena el "Sunny" de Boney M) y conversación posterior con whalberg es uno de los mejores momentos del cine de los 90.

El personaje de Eddie Adams vive una vida ficticia rodeado de posters en su habitación, de hecho él aspira ser uno de los tipos de la pared, su narcisismo frente al espejo es equiparable al de De Niro en Taxi Driver, va ser un personaje al que cíclicamente lo van a despertar a hostias a lo largo del film, en primer lugar su desequilibrada madre destruyendo sus ilusiones "no eres nada, porque eres demasiado idiota", su huída de casa es dejar atrás la infancia y adentrarse en el mundo adulto.

Hay un corte de montaje con la puerta de la madre cerrandose y un sonriente Reynolds abriendo otra acogiendolo en su nueva familia, a su vez Julian Moore es la madre: ella pierde a un hijo por no estar atenta al telefono, mientras que con un juego de miradas el espectador sabe que
va a acoger en su seno a Eddy, de hecho, es ella la que lo desvirga en la industria y previamente hay una conversación llena de dobles sentidos que es una declaración de lo que es ella y de lo que desea ser él, sobrepasado las expectativas con éxito: se llega a correr dos veces para el equipo.

No querría olvidarme el reseñar la importancia de las fiestas en la piscina, en mi humilde opinión tienen una importancia similar al que otorgaba Kubrick a los bailes de salón en "El Resplandor": un reflejo del estado de ánimo de los personajes, si en la citada The Shining podíamos comprobar como el deterioro mental de Torrance aumentaba como a su vez crecía la afluencia de gente al salón, aquí Anderson recorre el camino inverso, comenzamos con unas fiestas en su apogeo, con chicas, sol y coca, en realidad todo lo que desea un adolescente, para ir despojandolas de glamour (ya hacia el final de la primera hay un aviso en forma de sobredosis dedicado de cara al productor que será condenado por pederestia y que propiciara el fin de todo)
Para más tarde dar paso a la amargura y la impotencia, Eddie adopta el rol de Dirk Diggler y nunca más será aquel chaval inocente, en la última fiesta no hay nada, solo es un trabajo y como no consigue una erección tiene miedo a ser sustituido por un reflejo de lo que fue el mismo, lo cual produce el enfrentamiento con su padre Reynolds o dios, y la expulsión de la paraiso.

En el último tramo del film todos los personajes tocan fondo, como ocurría en los dípticos mafiosos tipo Goodfellas o Casino, los demonios que esperaban agazapados asaltan a los atribulados personajes que a su vez estan tan llenos de coca como para tomar una decisión acertada, de hecho, algunos ni siquiera llegan a consumir coca sino algo que lleva moqueta o espina de pescado, volvemos al juego de apariencias como con los nombres falsos, hasta usan un señuelo con sacarina para engañar a un pasadisimo camello que encarna a un dios malvado y vengador, el único personaje realmente puro que llega a ese punto del film (Don Cheadle), el otro sería Macy que no llega vivo, se ve contaminado por su entorno y le niegan el crédito para abrir un negocio que le sacaría de esa industria moribunda, pero que en brillante "deux ex machina", con el juego del azar que exploraría más tarde en Magnolia, consigue el botin de un atraco en el que todos los presentes mueren.

El personaje de Whalberg es un idiota que no ve las señales, como esa reveladora imagen religiosa que le alerta que por menearsela para un pavo desconocido va a recibir un paliza que le deja casi muerto (me encanta la dignidad con la que pregunta: ¿sabes quien soy?), concatenada en prodigio de edición con un palizón que le arrean Reynolds y Rollergirl a un pobre tipo que tuvo la insensatez de llamarla por su nombre, otra vez los nombres falsos.

El último tramo de film es el más convencional debido al guión, se quieren cerrar muchas tramas y se patina un poco, pero que funciona a la perfección como prodigioso corto de acción de la era Tarantino, todo lo que acontece en la casa del camello con esa colección de temazos de los 80 es pura emoción sin cortar, empezando por ese Alfred Molina en batín obsesionado con el orden que deben llevar las canciones en las cintas de cassette, "tiene más armas y más coca que el mismo dios", llegan a decir, pero no es un dios tipo Jack horner cineasta, sino que es uno vengativo y exterminador, tenemos un plano de la cara de Whalberg de unos minutos mientras Rick Springfield le manda señales en forma de canción :

I'll play along with this charade
That doesn't seem to be a reason to change
You know I feel so dirty when they start talking cute
I wanna tell her that I love but the point is probably moot
'cause she's watching him with those eyes
And she's lovin' him with that body, I just know it
And he's holding her in his arms late, late at night


Cuando quiere darse cuenta ya es demasiado tarde porque el inestable personaje de Thomas Jane ha tomado el control de la situación, ahora es cuando los tres vuelven a ser expulsados del paraiso o aniquilados, en su huída, en este caso el coche es una clara alusión fálica, lo que en su día fue su mayor orgullo hoy ni siquiera le puede sacar del atolladero.
En la inercia de su espantada (John C. Really desparece en tiroteo para reaparecer al final convertido en mago y Jane ha muerto) acaba en la puerta de Jack, es el momento del perdón y la redención, la vuelta al hogar de donde nunca debió salir, en posición fetal llora sobre el regazo de su madre adoptiva.

En un breve epílogo mientras suena un glorioso "God only knows" con chasquido de vinilo incluido, se van cerrando todas las trayectorias vitales de unos personajes que alcanzan sus metas y otros son despojados de su orgullo y castigados, la piscina ya no alberga más fiestas, un socarrón Jack se pregunta si el niño se meará en la piscina, la piscina representa su orgullo y una forma de vida hedonista desterrada y que debe ser respetada.

Whalberg recita su monólogo frente a un espejo esta vez natural y sin titubeos, esta lleno de significado y conclusiones, como lo fue el de La Motta al final de Toro Salvaje, ademas de desnudar su alma desnuda su cuerpo y nos enseña donde reside su talento, suena la fanfarria del "Living Thing" y entran los créditos.

By Valek

18 junio, 2010

Free as a Bird





Tranqui Remy, la Disney paga.


Revisando una vez más Ratatouille, en esas horas somonlientas después de currar en que te apetece desconectar, (no pensaba llegar más allá de media hora y me la zampé entera) creo que Bird lanzó una peli con autentica carga de profundidad que va mucho más allá del blockbuster veraniego, algo que muchos foreros ya gritabamos en su estreno pero que conviene recordar.

La peli es toda una Oda mayuscula hacia la manifestación artistica como expresión de individualidad, de hecho Remy es el alter ego peludo de Brad Bird como Antoine Doinel fue de Truffaut, ¿pensais que esto es una boutade? dejadme explicarme, Brad Bird fue un autor intentando abrirse hueco en el entorno hostil de la animación, como la rata protagonista e incomprendida intenta hacerse un hueco en la alta cuisine, de hecho la deslumbrada Remy mirando la noche americana de paris (en pixeles pero muy bella) sería el propio Bird deslumbrado por los cantos de sirena de la factoria pixar.

El personaje de Gusteau sería un sosias del propio Lasseter, aqui el homenaje es más que evidente...pero cuidado que el Cheff Skinner tiene mucho del Lasseter empresario que despedía empleados como quien cambiaba de camisa hawaiana, hay en la peli una secuencia muy esclarecedora, creo que es en la presentación del personaje, cuando le están mostrando una linea de productos, que incluye burritos mexicanos y jalapeños, toda una granada de mano a una empresa que empezaba a dar signos de agotamiento (Cars) y a exprimir el jugo de la gallina de oro en forma de secuelas.

La peli a su vez también reflexiona sobre la capacidad que tiene el receptor de apreciar el arte, todo ello personalizado en un mortecino critico gastronomico ápatico de tragar mierda y escribir sobre ella, sin duda se trata de un tipo inteligente que con dos frases afiladisimas desmonta a Linguini, que en realidad no es más que un titere que pone rostro a la empresa por accidente, toda una declaración de principios hacia una empresa que es puro marketing.

La última parte podría poner algo en entredicho la peli. Inevitablemente acaba con el comieron perdices...la disney paga, sino fuera porque Ego en un flashback que recuerda al de las "fresas salvajes" vuelve a ese lugar en el que se es feliz gracias al arte culinario exquisito de una sucia rata, y porque a su vez tiene la secuencia ya celebre del monólogo de Anton Ego, una reflexión sobre la futilidad de la critica en si misma cuando quizá el trozo de estiercol tenga más sentido, y sobre la necesidad de la critica para dar a conocer a nuevos talentos que en otro caso no conoceria ni dios, Bird haciendo metatexto sobre el hostión del Gigante de Hierro y su beneplacito con la critica. Hasta la rata prefiere ser exterminada antes que negarse al arte, la colonia de ratas ayudando en cocina es una refexión sobre el director de cine dando ordenes a su equipo para sacar el trabajo adelante, un detalle: al final de la peli Linguini hereda el restaurante a pesar de no tener ni zorra sobre el negocio gastrónomico, ¿quien da más?

By Valek

09 junio, 2010

Antes LOST, ahora FORGOTTEN

Perdidos, la serie que acumuló mayor expectación en la historia de la televisión, ha llegado a su fin. Y lo ha hecho sin dar respuestas, lo que ha generado el quizás también más controvertido final del mundo televisivo. Algunos a favor, y la mayoría en su contra. Esta división entre espectadores bien podría utilizarse como estudio sociológico, pues a la vista salta una mayor racionalidad de sus detractores, frente a la innata impulsividad de sus defensores. Estos últimos, dejándose llevar por un final que les satisface (en cuanto a los sentimientos de sus personajes), rechazan por otro lado la posibilidad de preguntarse los muchos porqués que la serie disparó a sus espectadores durante los seis años de emisión. Seis años formulando cuestiones con una muy directa intención de existencia de respuesta para todas y cada una de estas preguntas. Este final sentimentaloide (en el sentido más peyorativo de la palabra) parece haberle funcionado a los creadores de la serie, al menos con el mencionado grupo impulsivo, pero, ¿cuántos de estos pasionales seguidores continuarán alabando el final de esta obra, a medida que su mente sea invadida por todas aquellas incógnitas planteadas en la serie? Reconozcamos, camaradas, que el Final de Lost no fue más que un larguísimo spot del Agua Mineral Dharma que sacarán a la venta en breve (no se me quita de la cabeza esa imagen de Hugo bebiendo el agua divina -así la venderán- que le ofrece Jack). Y pasando página me remito a la foto que encabeza (sin pelo) este post; el gran John Locke en su mejor momento. Capítulo 5x5, minuto 31, Locke se dispone a descender al pozo por la cuerda y Sawyer le pregunta que por qué no deja que le ayuden a bajar, a lo que Mr Proper responde "Y qué tendría eso de divertido ¿?". Es entonces cuando sucede el mejor momento de Lost, la actuación más sincera y que mejor representa lo que es toda la serie y sus misterios sin resolver. Y es que, tras decir su genial frase, John Locke se rasca la barbilla y... no puede evitar sonreír. ¿Real? ¿Ficción? En cualquier caso ésa es la imagen que todos, defensores y detractores, debemos mantener en la memoria, pues resume la esencia de Lost: una pequeña gran broma.

Publicado primero en Misch-Masch

18 marzo, 2010

HEIDI (Lo Que El Ojo No Ve)

¿Quién no vio Heidi en algún momento de su vida? -Yo! Tú te callas. Pues aquí os dejo con los dos fotogramas que todos nos perdimos, bien por estar pestañeando, bien por estar sorbiendo el Cola Cao, mal en ambos casos. Yo los he descubierto por vosotros.

Fotograma Heidi :)

Fotograma siguiente :(


Fotograma Abuelo :)

Fotograma consecutivo :(


By ME-MANIA

28 enero, 2010

Manual práctico sobre cómo NO hacer una entrevista


Para los amantes del buen Fran Estévez, aquí les dejamos una entrevista donde podrán ver a su ídolo en estado puro, tosiendo, balbuceando, rascándose y, todo ello, entremezclado con repetitivas respuestas que incitan al sueño. Con momentos que pasarán a los anales de la televisión, como la injustificable rabieta contra el cine español. No dejen de verla. Impagable la frase final, donde Fran Estévez (para ser importante hay que mencionar siempre el apellido) nos da una lección magistral sobre cómo culminar una entrevista con su demoledora respuesta a la pregunta "¿Qué crees que le gusta al público?". Interminable. La presente masterclass fue emitida en el canal local santiagués Correo TV el pasado 15 de diciembre. Mencionar también la oportuna publicidad de éste nuestro erótico Zoom introducida por el presentador, pero cruelmente rechazada por Fran Estévez con un derechazo que derrocha desgana hacia ese tema del cual, todo sea dicho, ahora de beneficia. Impeorable; y aleccionadora al mismo tiempo, por su carácter de tutorial. Con ustedes, el Manual práctico sobre cómo NO hacer una entrevista:


By ME-MANIA

22 enero, 2010

Epifanías de un profano (II)

Tercera epifanía: El cine no es arte

Perfecto, ahora sí que la estoy cagando, esta no es la conclusión a la que me guste llegar, pero ahí estaba yo, en el mismo momento en el que expreso mi amor por el cine, me encuentro leyendo al señor Foster Wallace y su artículo "Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer", y resulta que en un momento del mismo se habla de un anuncio de una linea de cruceros que fué publicado bajo el envoltorio de ensayo periodístico (y esto es así porque al preguntar al autor sobre ese artículo la respuesta fué: "me prostituí"), cosa que al señor Wallace no le gustó. Citaré textualmente las partes que me han hecho reflexionar más:

"En otras palabras, Cruceros Celebrity presenta la crónica que hizo Conroy de su crucero como si fuera un ensayo en lugar de un anuncio. Eso está muy mal. Y voy a explicar porqué está tan mal. No importa que les haga honor o no, se supone que la obligación fundamental de un ensayo tiene que ser para con el lector. El lector, aunque sea en un plano inconsciente, así lo cree y por eso suele abordar un ensayo con un nivel relativamente alto de franqueza y credulidad. Pero un anuncio es algo muy distinto. Los anuncios tienen ciertas obligaciones legales y formales de verdad, pero estas obligaciones son lo bastante relajadas como para permitir un amplio margen de maniobras retóricas a fin de cumplir la obligación principal del anuncio, que es servir a los intereses financieros del patrocinador. Todos los intentos que hace un anuncio de atraer la atención y el interés de sus lectores finalmente no redundan en beneficio de los lectores."
...
"Por esta razón incluso un anuncio realmente bonito, ingenioso y convincente (y hay muchos) nunca puede ser arte: un anuncio no tiene status de regalo, es decir, nunca es para la persona a la que se dirige."
...
"Un anuncio que finge ser arte es -en el mejor de los casos- como alguien que te sonríe con calidez solamente porque quiere conseguir algo de ti. Eso es deshonesto, pero lo más siniestro es el efecto acumulativo que semejante falta de honestidad tiene sobre nosotros: dado que ofrece un perfecto facsímil o simulacro de buena voluntad sin el espíritu real de la buena voluntad, confunde nuestras mentes y al final hace que subamos nuestras defensas incluso en casos de sonrisas genuinas y arte verdadero y buena voluntad verdadera."


He de suponer que soy el único ha sustituido la palabra anuncio por cine? ¿Este bastardo hijodep... sigue rompiendo mis esquemas incluso después de muerto? Y ni siquiera estoy leyendo sus libros en orden cronológico...

Es ahora cuando debo preguntarme: ¿Existe el cine honesto?

Si me pongo a la defensiva como vaticina Wallace tengo que pensar que no, cualquier cineasta acaba teniendo unos motivos egoístas para hacer cine, sean fama, dinero o mujeres... Incluso el cine llamado reivindicativo tiene de fondo un objetivo personal para que el autor siga pudiendo hacer películas reivindicativas y un aumento de ego si el mensaje cala en la gente. Si radicalizo más este pensamiento (única forma que yo considero correcta de llegar a una epifanía), llego a una conclusión todavía más bizarra. El único cine honesto es el blockbuster, ya que es el único que no esconde mensaje, es el que reconoce abiertamente que no quiere influir en ti, es el que abre los brazos y dice "me da igual que no pienses, sólo quiero tu dinero". Incluso puedo llevarlo a terreno personal y decir que cualquier persona que no acepte la filosofía blockbuster de cine sincero, es a su vez una persona no sincera y que lo hace por mantener una pose por querer aceptar ese cine con mensaje basado en principios menos sinceros que el otro...

Pensamiento en voz alta: ¿He repetido la palabra sincero demasiadas veces? ¿Considerará alguien esta y mis anteriores epifanías como sinceras cuando en realidad sólo quiero un reconocimiento que refuerce mi ego? ¿Soy un mentiroso intentando ser sincero?

Sin embargo algo no me cuadra... ¿Es posible que esta defensa inconsciente sobre el arte sea la que traduce la carencia de intenciones como honestidad? ¿Es posible que la gente se cierre ante el cine "con mensaje" porque considera deshonesto ofrecer un mensaje en algo que quiere quedarse tu dinero? ¿Es el cine "con mensaje" el equivalente de la publicidad disfrazada de ensayo?

No sé cual es el motivo de que se piense así, bueno, la teoría de Wallace me parece acertada, creo que se ve inconscientemente el acercamiento personal como algo falso porque el cine se considera, principalmente, un negocio, pero he visto suficientes películas en mi vida que ofrecen algo sincero para saber que el cine sí que goza de algo de honestidad. Debajo de la hipocresía de la fama y el dinero, incuso admitiendo que sea de forma secundaria, los autores de verdad siempre intentan decir algo, y cualquier intento de ofrecer una experiencia personal en una película, en mi opinión, acaba transformando ese pretexto económico en algo positivo. El autor que se precia ofrece su conocimiento. Y dado que en general uno sí que puede pensar con poco riesgo a equivocarse que casi todas las películas parten de un objetivo deshonesto como el dinero sólo me queda una conclusión, y es que es el resultado de la película lo importante (ya que si existe un elemento altruista en ella acabará por salir a la luz por el esfuerzo del autor) y no las intenciones de la misma (que, simplificando, son una mentira). Un buen autor acabará convirtiendo el objetivo comercial principal impuesto por el ansia de recuperar el dinero invertido en un objetivo propio personal de ofrecer una visión altruista de sus experiencias. Un buen autor intentará imponerse sobre el dinero... aunque no lo consiga, entonces, independientemente de que el cine sea considerado arte o negocio, debe ser el resultado final el que tiene que ofrecer algo, no las supuestas pretensiones.

Y si no se pueden conocer las intenciones de una película (porque incluso bajo confesión pueden ser mentira) ni puede juzgarse el mensaje de una película (porque la interpretación acaba siendo personal, véase la Epifanía número 2), no existe otra conclusión lógica para mi, y es que la mejor forma que veo de medir la calidad es por el resultado formal...

Incluso puedo ir más allá y explorar otra idea que a algunos seguro gusta menos, y es que un buen autor en definitiva (aparte de su capacidad para ofrecer ese resultado formal) es aquel que escribe cuando tiene algo que decir (algo que inconscientemente yo ya sabía), y no puedo pensar en nada más deshonesto que escribir cuando no quieres decir nada, así que huid del cine que sólo quiere vuestro dinero, huid del cine que afirma abiertamente que "no tiene mensaje, es sólo para divertir", porque ante esta confesión tan sincera, se encuentra el mensaje más hipócrita de todos, el haceros creer que le importáis cuando no es así.

12 enero, 2010

¡Pasen y vean! ¡El mayor espectáculo del mundo!


Así se ha vendido el proyecto que James Cameron ha estado preparando durante 10 años, Avatar, la revolución del cine, el antes y el después que cambiará nuestra visión de este mundo y que hará que nunca más queramos ver cine en 2D... Sin embargo, cual espectáculo de feria, no hemos visto a una mujer barbuda, sino una mujer con barba postiza, no nos han enseñado al hombre gorila, sino a un hombre disfrazado de gorila, en definitiva, como vi en algún momento cinematográfico que no recuerdo donde ubicar, se nos ha vendido "a Man-eating chicken" (un pollo come-hombres) y es en realidad "a Man eating chicken" (un hombre comiendo pollo).

El 3D de Cameron nunca podrá revolucionar el mundo del cine por la sencillísima razón de que Avatar no tiene ningún pilar firme dentro del mundo del cine. Avatar como película es una falsificación de lujo, es pobre en intenciones narrativas, abusa de un guión visto mil veces y simplificado de forma excesivamente infantil, trata de crear carisma hacia los protagonistas por simple antagonía con un señor muy malo, que levanta la ceja y dice cosas odiosas. Cameron, en vez de dedicar 10 años a efectuar una realización sobria y pulir detalles como ya demostró ser capaz de hacer en otras cintas como Aliens, se empacha de megalomanía y crea un monstruo pirotécnico que, en última instancia, parece escaparse de sus manos y acaba quemando todo lo que pilla en su camino. El 3D de Cameron nunca está al servicio de la historia, más bien al contrario, nunca pasa de ser una anécdota (tiremos cosas al espectador para que salte de la silla). En definitiva el 3D de Avatar es la mano del prestidigitador que hace que mires hacia ella mientras se esconde la carta en la otra manga.

Este sistema narrativo que revolucionará el cine consiste, simplemente, en un envoltorio por encima de una película que no ofrece nada que no esté escrito ya en la historia del cine, y si a Avatar le quitamos ese envoltorio con lacito es un producto tópico como pueden existir miles, con un desarrollo visto mil veces en todas esas superproducciones veraniegas que se ahogan en sus propios FX, no queda nada más que una película cuyo mérito principal (al igual que unas más 200 antes que ella) es ser "la película más cara de la historia", algo que nunca entenderé bien porqué se convierte en un mérito cuando ninguna de las 200 películas más caras de la historia han significado prácticamente nada en la historia del cine... Y las que lo han significado, no ha sido precisamente por ser las más caras...

Sin embargo está funcionando, el boca a boca hace estragos y los cines se llenan día tras día... Todo el mundo parece ver maravillas en ese gran envoltorio, pero algunos nos sentimos como el niño del cuento "El traje nuevo del Emperador" al que hacen callar cuando dice que el Emperador está desnudo. Cameron, cual sastre del cuento, ha vendido un traje de mentira, y aún a riesgo de sentirme más solo y desplazado yo no tengo miedo de gritar:

¡Avatar está desnuda!

08 enero, 2010

Epifanías de un profano


Primera epifanía: Iluminación

El otro día vi una luz, vislumbré una salida del círculo en el que caminaba dando vueltas y que marcaba otro camino, destinado a buscar más en esto del cine. Es jodido llegar a esa conclusión a los tatitantos años cuando uno ya cree estar a la vuelta de todo, y es más jodido darse cuenta de ello leyendo un texto que ni siquiera tiene que ver con el cine de un autor de narrativa moderna americana como es David Foster Wallace, pero peor aún es acabar deduciendo toda una serie de cosas que han acabado derruyendo mis pilares en esto del cine.

Resulta que el cine, igual que la literatura es un medio artístico donde un "autor" decide expresar ideas usando ciertas herramientas. Aunque parece que la literatura tenga herramientas más limitadas (texto vs. texto e imagen), creo que ambas se basan en un mismo principio básico, el narrativo, donde tanto las palabras como las imágenes deben ejercer la función de transmitir las ideas que el autor tenía en mente. No parece que esté descubriendo nada nuevo a estas alturas, pero estamos hablando de mi epifanía, no de la vuestra.

Durante años he creído en la importancia de lo que una obra pueda querer decir, y sin embargo cuando uno se topa con cierta corriente de pensamiento literario como la deconstructivista (gracias, señor Wallace) se plantea realmente lo que es un autor y su relevancia en el contexto de una obra (bueno, de hecho lo plantean ellos y yo sólo lo he descubierto). Para los deconstructivistas el autor es un simple instrumento de escritura al que hay que "despojar" de toda responsabilidad de lo que su obra pueda significar, se niega la referencialidad absoluta del texto, el ejercicio de descifrar una obra queda a discreción del lector que es el que en última instancia da sentido a las palabras que lee (esta definición es la versión radical de este pensamiento). Es en este un primer punto epifánico, cuando uno descubre la importancia de "lo formal" como ente propio más allá de un especie de niebla abstracta que flota sobre nuestras cabezas, la visión de ver la forma por encima del fondo, porque, ¿Cómo es posible juzgar la calidad de la obra por lo que dice si soy yo y no el autor el responsable de ello? ¿Cómo puedo ensalzar algo en función de mis percepciones personales?

Foster Wallace inconscientemente lo sabe, como articulista no suele escribir sobre lo que le gusta (en general) sino sobre lo que le manda(ba) la revista Empire, y aún así es capaz de crear 120 páginas estimulantes hablando de algo que me importe tan poco como un diccionario y las guerras políticas entre los dos bandos de lingüistas americanos, es capaz de crear una visión absolutamente fabulosa de una feria de ganado de Illinois, porque es la elección que él hace de las palabras lo importante de sus textos, el contenido es secundario, y sin embargo todo parece indicar y así se reconoce que Foster Wallace fué un estupendo escritor...

Así pues, la importancia del autor queda más como elector de las palabras que por el significado extraído de las mismas, como artesano que teje mediante la elección de letras. Bueno, siendo un poco realista, es verdad que la elección no es arbitraria, que el autor siempre acaba marcando una dirección, pero es en parte la elección personal (consciente o inconsciente) de seguirla la que da sentido a lo que pasa. Así pues, no puedo concluir otra cosa que la calidad debe ser medible por la elección de las palabras y por encima del contenido de las mismas dado que diferentes escuelas de pensamiento literario no tienen muchas dudas de lo que es o no un buen libro. Y esto es extrapolable al cine, ya que al final no deja de una narrativa clásica aunque con otras herramientas.

Curiosamente este pensamiento me lleva a la siguiente reflexión:

Segunda epifanía: El juicio moral y la muerte de la crítica

Cada vez más, el sentimiento de que cualquier persona puede ser un crítico de cine se extiende por el universo, el cine como circo (en el concepto bienentendido de divertimento) de masas se expande y cualquiera puede exponer sus pensamientos. Dentro de esta tendencia parece que la calidad de la crítica se evalúa por el vocabulario usado sin entrar en nada más. Sin embargo, me he dado cuenta de que la crítica que leo (o leía) habitualmente se basa casi siempre en un alineamiento moral por encima de un análisis crítico. Las personas se decantan de una forma u otra en alguno de los bandos/personajes que aparecen en un film, esperan que el bueno gane y el malo pierda, esperan personajes que no sean moralmente ambiguos o les creen dilemas psicológicos y en última instancia evalúan en función de los principios personales. Aquellas obras que comulgan con las creencias, que, en su defecto, no provocan esos dilemas morales o necesitan un esfuerzo de comprensión, acaban siendo "buenas" y las que crean dudas o se interpretan como algo contrario acaban siendo "malas".

(Comentario necesario en este punto: Puede parecer que estoy llamando a la gente "borrega" por no querer pensar, pero en realidad esto va más allá. El cine (o la literatura o los cómics) tienen una función primaria que es la de "evasión", el método que busca la gente para evadirse puede ser tanto el evitar pensar como el que algo le provoque pensamientos, sin embargo inconscientemente se busca algo que provoque pensamientos pero en base a lo que ya pienso para olvidarme de los problemas en los que SI pienso. En general, sea como sea el método de "evasión", siempre consiste en intentar evitar rememorar los problemas que en primera instancia han hecho que quieras evadirte)

Es en este punto donde ya no sólo el espectador ha muerto, sino que la crítica muere con él, es el punto donde la exposición de las virtudes o defectos de una obra en función de unos criterios definidos pasan a convertirse en la exposición de las convicciones morales de cada uno, la crítica se convierte en una exposición de la capacidad personal para extraer interpretaciones que nadie ha extraído, para ejercer la desambiguación moral o para leer todo un subtexto aunque el autor no sea consciente del mismo. Un "autor" bueno es aquel que da significado a lo que el crítico cree, independientemente de lo que ese autor realmente haya querido decir. La crítica como descomposición de partes muere y nace la crítica como reafirmación de valores, el esfuerzo por descomponer pasa a ser el esfuerzo por la superación de lo que uno mismo puede llegar a extraer.

En conclusión, el centro de atención se desplaza de la obra para situarse sobre el crítico que analiza la obra.

Y es la visión deconstructivista la que da sentido a todo esto, ya que toda interpretación del mensaje acaba siendo "correcta" en el sentido de que el autor no es un dios que provee de un sentido único a lo que dice, y sin embargo esta exaltación de la subjetividad interpretativa se ha convertido en el referente de objetividad, la "calidad" de la crítica se evalúa en función de lo que el crítico es capaz de extraer en términos de mensaje y significado en vez de en función de la capacidad de enumeración de elementos técnicos o artísticos, y es en este punto cuando la crítica de cine ya no necesita saber de cine. La misma visión que debería dar importancia al máximo de elementos objetivos que se pueda es la que alimenta el que nadie haga caso a estos elementos.

Como ya he dicho, yo no creo exactamente que el mensaje este siempre de parte del que lee, creo que el autor marca una dirección y en última instancia es su capacidad de transmitir la que hace que esta dirección quede más o menos clara, sin embargo, el camino que se sigue es todo lo contrario pues es evidente que resulta mucho más complicado el describir sin juzgar que el propio juicio en sí (que además es más divertido), así que la crítica actual es ese circo romano con los pulgares arriba o abajo que lo único que miden son los gustos personales del crítico...

Es por esto por lo que he abrazado la religión de lo formal. Siempre había creído que lo que me importaba de una obra era lo que contaba y no como lo contaba y resulta que no era así pero simplemente no me había dado cuenta...

Dicen, además, que los neo-conversos suelen ser los peores, por suerte yo siempre he sido converso, lo que pasa es que no lo sabía...