18 junio, 2010

Free as a Bird





Tranqui Remy, la Disney paga.


Revisando una vez más Ratatouille, en esas horas somonlientas después de currar en que te apetece desconectar, (no pensaba llegar más allá de media hora y me la zampé entera) creo que Bird lanzó una peli con autentica carga de profundidad que va mucho más allá del blockbuster veraniego, algo que muchos foreros ya gritabamos en su estreno pero que conviene recordar.

La peli es toda una Oda mayuscula hacia la manifestación artistica como expresión de individualidad, de hecho Remy es el alter ego peludo de Brad Bird como Antoine Doinel fue de Truffaut, ¿pensais que esto es una boutade? dejadme explicarme, Brad Bird fue un autor intentando abrirse hueco en el entorno hostil de la animación, como la rata protagonista e incomprendida intenta hacerse un hueco en la alta cuisine, de hecho la deslumbrada Remy mirando la noche americana de paris (en pixeles pero muy bella) sería el propio Bird deslumbrado por los cantos de sirena de la factoria pixar.

El personaje de Gusteau sería un sosias del propio Lasseter, aqui el homenaje es más que evidente...pero cuidado que el Cheff Skinner tiene mucho del Lasseter empresario que despedía empleados como quien cambiaba de camisa hawaiana, hay en la peli una secuencia muy esclarecedora, creo que es en la presentación del personaje, cuando le están mostrando una linea de productos, que incluye burritos mexicanos y jalapeños, toda una granada de mano a una empresa que empezaba a dar signos de agotamiento (Cars) y a exprimir el jugo de la gallina de oro en forma de secuelas.

La peli a su vez también reflexiona sobre la capacidad que tiene el receptor de apreciar el arte, todo ello personalizado en un mortecino critico gastronomico ápatico de tragar mierda y escribir sobre ella, sin duda se trata de un tipo inteligente que con dos frases afiladisimas desmonta a Linguini, que en realidad no es más que un titere que pone rostro a la empresa por accidente, toda una declaración de principios hacia una empresa que es puro marketing.

La última parte podría poner algo en entredicho la peli. Inevitablemente acaba con el comieron perdices...la disney paga, sino fuera porque Ego en un flashback que recuerda al de las "fresas salvajes" vuelve a ese lugar en el que se es feliz gracias al arte culinario exquisito de una sucia rata, y porque a su vez tiene la secuencia ya celebre del monólogo de Anton Ego, una reflexión sobre la futilidad de la critica en si misma cuando quizá el trozo de estiercol tenga más sentido, y sobre la necesidad de la critica para dar a conocer a nuevos talentos que en otro caso no conoceria ni dios, Bird haciendo metatexto sobre el hostión del Gigante de Hierro y su beneplacito con la critica. Hasta la rata prefiere ser exterminada antes que negarse al arte, la colonia de ratas ayudando en cocina es una refexión sobre el director de cine dando ordenes a su equipo para sacar el trabajo adelante, un detalle: al final de la peli Linguini hereda el restaurante a pesar de no tener ni zorra sobre el negocio gastrónomico, ¿quien da más?

By Valek

No hay comentarios: