31 julio, 2008

GABY



Uno de mis amigos se llama Gaby. Argentino, 40 años recién cumplidos, casado con una argentina y emigrante. Le va bien: clínica dental exitosa. Todo en orden.

Un tío, palabra, de los que todo el mundo habla bien. Enrrollado, culto, buena conversación...feliz, sonriente, con kilos de energía positiva.

Tiene mucho sobrepeso y come algo mal, pero no peor que yo. Mucho deporte, mucho pádel. Muchísimo. Un buen jugador.

Las últimas veces que le vi fueron en mi boda y en el cumpleaños de mi sobrina. Y siempre que le veo le digo lo mismo a mi mujer: "qué grande es Gaby, de tan buena gente parece hasta mentira". Pero no, años ya pasados me dicen que Gaby es el último de una estirpe.

Me acaban de llamar por teléfono mientras cumplo mi rutina laboral diaria: mi madre. Ayer por la tarde-noche Gaby jugaba con mi cuñado al pádel y terminaba de jugar un gran partido. Le dijo a mi cuñado: "me encuentro algo mal, voy a beber un vaso de agua". Fueron a beber ese vaso de agua y así se hizo. De repente, Gaby miró a mi cuñado, en cuestión de segundos. Su cara era como de confusión, extravío. Le agarró del brazo fuerte, muy fuerte...y cayó al suelo boca abajo. Pegó un grito desgarrador, casi diríase inhumano. Mi cuñado no dio crédito y le giró, estaba sin consciencia y empezaba a ponerse morado. Durante media hora, y antes de que llegar el Samur, mi cuñado hizo todo tipo de cosas para reanimarle, entre ellas el boca a boca. Gaby no reaccionaba.

El Samur llegó y lo intentó durante otra media hora: nada. Sí, nada, la nada. Gaby, sin problemas médicos de ningún tipo y con una vida envidiable, dejaba a su mujer, a su hijo y a toneladas de amigos en el otro lado. Gaby, nuestro querido Gaby, fallecía ante los ojos extraviados de mi cuñado de el peor infarto que existe, ése que llaman "estallido de corazón".

Eso es la vida, eso es la muerte. Eso es algo que me niego a entender y algo que no maduraré jamás para entenderlo. Es injusto y feo, es repulsivo. ¿Dios? Y un cuerno. Muchos equipos de primera, segunda A y segunda B pueden buscarse nombres para entenderlo, con un lucro asegurado....pero no, no. Gaby, mi querido Gaby, se ha ido..., y eso no debería haber sido, y eso no tiene sentido.

Y no quedan más que llantos, puñetazos y patadas. Y nadie debería olvidarlo.

Mañana le incineran y no sé qué decirle a su mujer, Karina. Ni sé qué decirle a su hijo Martin cuando le mire otra vez a los ojos. No hay palabras, y las que se inventaron suenan tan a protocolo que apestan.

Cuando un amigo se va no se muere algo en el alma...cuando sucede, sencillamente, se te queda el alma muerta.

Este verano no será aquél en el que hice el viaje de mi vida, a Orlando. Este verano será el que perdí a mi amigo Gaby, y me rompe por dentro, y así quedará mi yo dedicado a Gaby para siempre.

Te quiero, Gaby. Ojalá te hubiera dicho tantas cosas. Tenía en mi agenda puesto "llamar a Gaby" y ahora no puedo ni abrir esa página.

NO.

29 julio, 2008

EGO TE PROVOCO IV



James Cameron: El monolito como sabemos afecta a primates; pues bien, un camionero canadiense recibió las vibraciones de éste al ver 2001 y de eso al cine. Terminator mola como macarrada ochentas, robles austriacos recubiertos por cazadoras XL. Explosiones hechas con alcanfor y gitanillos californianos robamotos. Gustó a la muchachada neoyorkina, y de ahí a horrores como Aliens 2 -Rambo en el espacio- o Rambo - Aliens en la selva-. El caso es que el hombre en la dicotomía explosión - detonador - chino que grita tenía su intríngulis, pero luego llega Abyss -el moco vibratorio metafísico- y ya se vio que para este tipo Schopenhauer era el nombre de una marca de esquís austriaca. En fin, ¿Qué decir? Terminator 2 es un videoclip alargado ad nauseam y Mentiras Arriesgadas convierte a Ozores en el heredero de Lubitch y las cortinitas que se cierran. Titanic es la demostración fáctica de cómo alguien sin talento puede triunfar de manera injusta: actores asesinables, depilación cejil masiva en el malo, guión inexistente, banda sonora de ascensor para funcionarias menopáusicas y un barco que canta más que la bombona de butano de Gladiator. Luego de los Óscar se retiró, descubrió que su mujer era habitante de la isla de lesbos -nunca fue muy listo- y ahora vegetará en su apartamento de Hollywood Boulevard viendo en el TIVO horrores como la serie de McGyver en el espacio. Es ya un auteur; pero un auteur con camisas de cuadros de leñador en el armario.


Ventura Pons: El rollo marica barcelonés ha recibido su justo testamento en el libro de Don Federico, y en multitud de películas de Bigas Luna, Almodóvar, etc. La gran historia de los camioneros que fueron a francia, se hicieron puta y se pusieron tetas tenía un reverso tenebroso, una alteración en la fuerza, y era el marica intelectual que sufre bucho. Pons es el gran representante de esta tendencia, y a través de tostones financiados por la diputación del general, se cree algo así como el Woody Allen catalán. Y ahí lo tienen, con sus esputos que sólo veía Terenci Moix y demás señoras de la intelligentia progre catalufa. Intentó hacerse más versátil, triunfar en el infierno que es Madrit, con la película de José Coronado como obrerete estreñido que persigue a la vaginocrática Sardá, pero fracasó, y ahora sobrevive del siempre agradecido público gayer alemán y de las eternas subvenciones de la diputación del general a los herederos del ilustre idioma de Eugeni D'Ors.


Michael Haneke: Normalmente del viejo imperio austrohúngaro nos llegaban estetas a lo Ophuls; la mierda melancólica austriaca que decían los nazis. Todo el mundo del cuero, las tachuelas y los látigos estaba restringido al ámbito del II Reich, al mundo de los claroscuros anales de Werner Herzog y Fassbinder. Haneke es la ruptura de Sissi y las polainas austrohungarian; trayéndonos la cara bestia del Tirol. Un verdadero fustigador de gonadas gracias a pañuelos con semen, palos de golf y cacas voladoras. La cosa tendría su gracia - y la tiene a veces en Funny Games o Benny noseque - si Haneke tuviera un cierto baremo estético. Como el austriaco no es Kubrick, y lo de coreografíar la violencia y la pulsión eros/tanatos le parece menos motivador que los pañuelos con semen, el tipo vira entre las últimas cagadas que hizo Passolini y la inolvidable Divine del no menos reivindicable John Waters.


Kubrick: Érase una vez un pequeño joven judío, austrohungarian, que cambió el ajedrez por la fotografía, y ésta por el cine. Entre medias realizó bombas de relojería, fluidos corporales en desuso y hoteles misteriosos. ¿Con qué? Sí, efectivamente, con la nada: a partir de 2001 Kubrick apuesta por la postal ¡se convierte en el Julio Medem americano! Claro que el Sgt. Hartman mola más que Nawja Nimri, y qué les vamos a decir de la comparación Nancho Novo y Jack Nicholson. Pero Kubrick siempre deberá ser reivindicado por hacer repetir 100 tomas a Tomás Crucero en una película. "A ver, la próxima vez no sonrías como en un anuncio de profident y muestra una mínima empatía a la cámara" eran las palabras disuasivas de Don Stanley con el hierafonte de la cienciología.


Animalario: Cúspide del teatro socialdemócrata, este grupo de actorcillos mezclaban algo así como las doctrinas becketianas con la absoluta falta de talento a la hora de representar cualquier cosa. Otro engendro surgido del combo Paramount Comedy - EPS, empezaron con obras costumbristas lamentables (base de las posteriores Días de furgol y El otro lado de la cama) para acabar con el teatro político (¡Grandiosa su obra de teatro sobre la boda de Ana Aznar! ¡Puritito Brech!) y acabar consagrando a Willy Toledo -de la familia de los Lambert en sus progiosos primeros planos- o Alberto San Juan -facebread- como émulos patrios de Matt Damon y Ben Affleck. Esto sería el inicio de una galerría de horrores de la que saldrían el portero de Aquí no hay quién viva, el policía de Torrente 3 y demás engendros actoriles; nuevas (de)generaciones de los entrañables López Vázquez, Manolo Gómez-Bur y etc.

21 julio, 2008

EGO TE PROVOCO III



Spiderman: Esta peli es de facto una TV Movie camuflada como Blockbuster veraniego. Visualmente es la risa, con focos a lo matinal californiano y con un nulo diseño de producción que convierte cualquier braga de Tim Burton en Tiziano. Actores patéticos: el que hace de Spiderman padece autismo en 1º grado, y la Dunst es boba en el peor de los sentidos. Guión irrisiorio; patéticas transiciones, diálogos sin ningún tipo de dramatismo, pseudo-filosofía para bobos ("Un gran poder lleva una gran responsabilidad"; esto es como decir "Cuidado con el gato") y escenas de acción que convierten a James Cameron en Stanley Kubrick. ¿Razón de su triunfo? Miles de niñatos granudos que se emocionaron con el tebeo, y esperaban una adaptación con una calidad mínima.

Hellboy: Bueno, yo creo que Del Toro es más listo de lo que aparenta. Pero como todos los tebeístas metidos a directores se cree que su público es tonto. Los excesos cinéfilos son lamentables: la escena inicial es el final del arca, el will meet again de Dr.Strangelove con el nazi, los nulos enemigos, el guión sin desarrollo ni enlace, etc. Si bueno, ver al ex-monje mongol de El Nombre de la Rosa convertido en Hellboy mola, y al friki ochentas medio el carácter cómic le encantará. ¿Pero que hay detrás? Nada, el guión no existe, los personajes aparecen y desaparecen, y acaba todo en una sucesión de explosiones ridículas.

Dos policías rebeldes: Si dentro de 50 años, cuando tenga canas y pensión, se hace una retrospectiva de Mr.Explosiones, la obra primaria y cósmica debe ser ésta. Con Michaelcito Bay la cosa ya no es que la productora imponga criterios comerciales, sino que es el propio Bay el que mete todos los topicazos de brainstorming de marketing en un flim. Negros enrrollados, estética mafia de miami, pistolones y comentarios divertidos. Si Arma Letal era la versión café con leche de las pelis de coleguitas policias, Dos Policías es la versión duple nigger de la fórmula sin todas las virtudes de la original (ausencia de mullet, joe pesci -el quique camoiras americano- etc.).

Gangs of New York: Para Scorsese los gangster son como para Bergman los pastores evangélicos o para Ridley Scott los ventiladores; una especie de obsesión. Hete tu aquí que el coleguita ficha al ex-zapatero Daniel Day Lewis junto al carabollo Di Caprio para realizar un relato épico de los ganster a mediados del XIX. Claro uno deviene a pensar que la cosa podría molar, a lo Sergio Leone, y no: la peli es una puta mierda. Con diálogos nauseabundamente efectistas, decorados de la Hammer, iluminación de Globomedia Inc., y un montaje videoclipero -repito, una peli de época con el ritmo de un videoclip es como ver a James Ivory dirigiendo a Jackie Chan-, todo se resumen en la bochornosa escena final donde N.Y. (léase con voz engolada de retromongos de revista de tendencias modernitas) se construye a ritmo de los ultrapatéticos U2 (que son tope neoyorkinos).

Princesas: León de Aranoa no ha visto un pobre en su vida: todos a través de los ojos de EPS o las columnas de Maruja Torres. Es el típico tonto que se compra el No-Logo y se flipa en colorines. Como cualquier pijo con problemas de conciencia -esencia de la socialdemocracia en España-, se redime a través de sus acciones. Y éstas son las pelis. Princesas es una puti-muvi con realización de telefilme a lo Globomedia, y discurso social de anuncio de compresas. Putas que son princesas; lo cual si el tío fuera Ophuls pues sería lírico; en lugar del Sida la Sifilis y tal. Pero no, el Aranoa no llega ni a Fassbinder y nos hace un retrato vaginocrático de lo que podría ser vivir siendo puta. Hombre no, que esto ya lo hacía Fellini sin moralizar y Eloy de la Iglesia con yonkis divertidos como el inolvidable Pirri. Película para asistontas sociales.

14 julio, 2008

CRITICANDO II



Un reflexión a cargo de J. P. Bango sobre la crítica de Cine a propósito del reciente estreno de El Incidente, la última de las películas de M. Night Shyamalan


El incidente: Pastiche shyalamanista de escaso interés y menos ritmo
© J. P. Bango

Molesto por el maltrato crítico dispensando hacia el último de sus filmes (la incomprendida y telefilmesca La Joven del Agua), Shyalaman tira la casa por la ventana y tras ella su talento, convirtiendo las constantes de su Cine en una parodia, menos que eso, en el reverso tenebroso de un modo de entender la cinematografía que se niega a evolucionar o a dar saltos hacia delante, no porque se sepa víctima de una cuenta corriente ya saciada, sino porque, efectivamente (y como creían muchos) ya no le quedaba nada por inventar.

Si en El bosque traspasaba los límites de la credibilidad llevando hasta el paroxismo la idea de que no hay final más sorprendente que el de mi siguiente película, El Incidente se convierte, definitivamente, en su testamento: ya no hay idea novedosa alguna que no haya contado antes en sus trabajos previos, y la única que hay, la de la pistola que pasa de mano a mano, se repite varias veces, incluso fuera de plano; la prueba palpable de que, efectivamente, un puñado de buenas ideas (visuales) no hacen una buena película, mucho menos una filmografía, sobretodo si se explotan hasta el hartazgo.

El Incidente, quizá contenga alguno de los diálogos más desafortunados y vergonzantes de todo el cine fantástico contemporáneo, y de un elenco protagonista (y secundario) que no solo no está a altura del resto de los técnicos de la película, sino que se muestran severamente incompetentes a la hora de transmitir, siquiera, la más mínima emoción; ya no hablo de empatía. Capítulo aparte merece Mark Whalberg, el peor actor de su generación, dispuesto a demostrarlo en cada plano y secuencia: más que eso, su falta de carisma no solo sabotea su prestigio sino la esencia misma de la película, haciendo imposible cualquier tipo de identificación, menos con un personaje de tan escaso calado y consistencia dramática. Lo peor que le puede pasar a una cinta de catástrofes, ya veis.

Este déficit interpretativo provoca que algunas secuencias bordeen el límite de lo soportable; especialmente cuando se juntan los dos actores principales, del todo punto desconcertados no ya como personajes que huyen en la inmensidad del caos buscando un lugar donde cobijarse y sobrevivir, sino porque son incapaces de proyectar sentimiento alguno distinto a la repulsa de aquel que pagó siete euros y ahora se encuentra con esto. Y es que jamás se ha visto en el cine un abrazo tan desposeído de afecto como aquél que se brindan los protagonistas cuando creen que van a sucumbir, es decir, al borde mismo del abismo, y se invitan a amarse para siempre y hasta donde lleguen. Ni una conclusión tan deliberadamente explicativa, que traiciona no ya el espíritu de toda la película (que, al fin y al cabo basaba su argumento en la irracionalidad de su punto de partida) sino su propio sentido, ¿o es que acaso no hablábamos de la Existencia?

El Incidente se revela, pues, como una cinta repleta de tópicos y lugares comunes, que ni siquiera es capaz de aprovechar alguna de sus mejores ideas, como ese tren que se detiene en mitad de la nada. Proponiendo, a partir de entonces, otra nueva revisión de La Guerra de los Mundos de Spielberg, de la que extrae, incluso, a uno de sus personajes secundarios, Ogilvy, transmutado aquí en una vieja con aires de bruja y pose diabólica, un personaje que parece (y desea) pertenecer a otra película, esa que no ha sabido reconducir (a pesar de su jugoso punto de partida) el bueno de Shyalaman, el nuevo bluff del cine postmoderno.



El Incidente: Shyamalan explora los orígenes del miedo
© J. P. Bango

Shyalaman pisa terreno sumamente resbaladizo y, sin embargo, sale de él airoso, reforzado, y no porque vaya a contar con el afecto de la crítica (asaz empeñada en vilipendiar sus últimas propuestas) o de sus propios seguidores (algunos de los cuales ya se han manifestado de forma vehemente rechazando incluso las que son sus mejores virtudes), sino porque su Cine vuelve a mostrarse en continua reflexión sobre sus constantes, algo que le acerca tanto al Hitchcock de los años setenta tanto como al Carpenter a partir de El Pueblo de los Malditos, con el consabido riesgo que los procesos de redefinición implican, más y cuando se saben próximos a formatos tan alejados del gusto mayoritario del público, en esencia, target potencial de esta película.

En un momento en que su carrera podría sentirse maltratada, la respuesta del director hindú resuena como un puñetazo sobre la mesa, estableciendo los nuevos límites de su osadía, primero, por seguir haciendo un cine de género en el que nadie cree con similares intenciones a las de hace cincuenta años y, segundo, por hacernos pensar todo lo contrario, con la factura y empaque de una gran superproducción.

Expresa de forma acertada, Tonio L. Alarcón, que “este nuevo trabajo de Shyamalan le certifica como un autor en perpetua huida de su propio éxito “. En efecto, el director hindú no se presta a treguas ni a concesiones; filma lo que le dicta el corazón (esa suerte tiene) y la cabeza (del todo punto influenciada por la “Teoría de Gaia” de Lovelock), y expone cuáles son sus miedos y temores (todos relacionados con la soledad) mientras sus seguidores (y los que no lo son) esperan esa obra maestra que nunca llega de forma plena, pero cuya excelsitud ya se puede atisbar en algunos fragmentos de El Incidente.

Shyamalan no solo aprovecha el cine de género para recordarnos nuestra condición parásita y usurpadora (el argumento, alarmista, recuerda tanto a Ultimátum a la Tierra como a Nausicaa) si no que lo repleta de secuencias de gran inventiva, alguna de las cuales pasarán, desde ya mismo, a la historia: y es que no se ha visto nada más impactante (ni más original) en el Cine de género de los últimos años que esa camada de obreros lanzándose al vacío ante la mirada atónita de su supervisor; o esa pistola, que pasa de mano en mano, convertida en un artilugio diabólico de la que parece imposible (como de hecho así es) escapar. Todo a la luz del día y sin artificios: utilizando el fuera de plano y los sonidos extemporáneos como elementos desencadenantes del terror más irracional, como aquel que provoca la aparición sibilina de un arbusto de plástico… antes de que sepamos que es de plástico. Desde Los Pájaros, la naturaleza no se había mostrado tan despiadada, si bien únicamente se expresa en términos perceptivos, siempre desde el punto de vista de los actores, pues la propia historia se niega a dar una explicación alguna acerca de lo que pasa, y si lo hacen algunos de los personajes lo hacen en términos opinativos, lo que aumenta el carácter turbador de lo que allí acontece.

Shyamalan reformula los principios estructurales clásicos. Por un lado, desprecia la presentación de los personajes iniciando su historia por el acontecimiento, que en segundo término, llamará la atención de los protagonistas. Después, desarrolla la historia mientras sumerge a los personajes en una huida hacia ninguna parte al tiempo que tratan de encontrarse a si mismos y comprenderse; y por último, cuando la conclusión se adviene en el horizonte, encierra a los protagonistas en una casa feérica (directamente salida de El Bosque), ocupada por una anciana misteriosa que bien podía ser una hechicera... o la anfitriona que en ese momento necesitan para encontrar las respuestas que buscan, no ya como supervivientes de un cataclismo universal, sino como víctimas de un terror aún más absoluto: el sufrimiento al margen de aquellos a los que amas.

Shyamalan deja bien claro lo que piensa al respecto.

09 julio, 2008

A lo HANEKE




VIGALONDO (2007) CRONOCRÍMENES DE LOS NACHO

Cerezo 1: ¿Y este imagen? Si está obsoleta, ¿no?
Cerezo 2: Con el link que pondremos al final, tendrá sentido.
Cerezo 3: ¿Ein?
Cerezo 2: Bueno, qué, ¿nos ha gustado o no?
Cerezo 3: Sin spóiler que, mirad a la derecha, aquí hay peña escuchando.
Cerezo 1: Pues yo estoy algo desconcertado, ¿eh?
Cerezo 3: ¿Por?
Cerezo 1: Joder machos, porque la economía de medios a veces le hace pupa, ¿eh? La fotografía en el plano de...
Cerezo 2: No jodas tío, por ese lado no, que es Nacho, coñooooooooooo. Además, lleva el rollo serie Zetosa, feísta y todo eso que...
Cerezo 3: Mala defensa es ésa...
Cerezo 2: Bueno, pero el SONIDO es acojonante.
Cerezo 1: Eso sí, ¿ves? Los fueras de campo que se apoyan en el sonido dejarían en pelota a su adorado Mctiernan, a cocina vista.
Cerezo 2: Y la música del Mira, a mí me ha molao, ¿eh?
Cerezo 3: Tiene momentos que son bastante de "levantar la ceja" y un "do malvado", ¿eh?
Cerezo 1: Pfffffff, bueno, pero se apoya en el rollo Zetoso y feísta ése, pega. Además, tiene texturas y efectos que son realmente desasosegantes. El mejor trabajo de Mira hasta la fecha es la banda sonora de Los Cronocrímenes, y se acabó.
Cerezo 2: Sí.
Cerezo 3: Sí.
Cerezo 2: Oye, y qué tetas la Goenaga, ¿eh?
Cerezo 1: Para mí, ese momento entronca directamente con la antología que os apetezca.
Cerezo 3: Un gran logro, qué duda cabe. Y espléndida Bárbara ahí, muy sobria.
Cerezo 1: Y no sólo ahí, eh, la tía está muy contenida en toda la película. A mi es la que más me ha gustado.
Cerezo 2: Sí, porque el Karra, pufffffffffffff
Cerezo 3: Pero está doblada casi toda la película, ¿no?
Cerezo 1: No sé, pero en general me ha sonado todo como demasiado falsete, muy a, b y c en todas las citaciones del texto.
Cerezo 3: No te pongas soplapollas. A mí Karra, con toda su mímica de acción, me ha cumplido.
Cerezo 2: Y Nacho, creo que es su mejor papel, ¿eh?
Cerezo 1: En cualquier caso, se ha puesto bien a cubierto. Realmente Nacho es él mismo, dirige la operación y dirige la película. Metalenguaje puro.
Cerezo 2: Sí, cumple, cumple.
Cerezo 3: Oye, la que hace de mujer de Karra no me ha gustado nada, ¿eh?
Cerezo 2: Ni a mí.
Cerezo 1: Es insalvable, qué duda cabe.
Cerezo 2: En los aspectos que NO tienen que ver con Nacho, yo me quedo con el sonido, sin duda.
Cerezo 1: Ya, pero...
Cerezo 3: Porque el guión es una jodida reflexión acojonante, os habrá encantado, ¿no?
Cerezo 2: Me pasa igual.
Cerezo 1: Sí, lo noto.
Cerezo 3: Es que no se me ocurre otra manera mejor de debutar quedándote a gusto: ¿qué homenaje al cine es mejor que una peli de viajes temporales? El cinematógrafo siempre será para todos una maldita máquina del tiempo. Para los que lo ven, para los que lo hacen.
Cerezo 1: Sí, bueno, pero además al Vigalondo es un tema que le encanta.
Cerezo 2: Y no sólo él hace papel de su alter ego, sino que encima Karra hace de espectador, director y guionista de la historia, en cada tramo.
Cerezo 3: Hostias, y ese plano que se sientan "a ver qué pasa".
Cerezo 1: Por no hablar del maldito plano final, que creo que es ése. ¿Cómo lo ha hecho el mamón?¿Cómo "han volado" así?
Cerezo 2: No sé, pero también tiene grandísimos momentos, como La momia rosa autodescubriéndose en el espejo retrovisor del coche.
Cerezo 3: Ostia puta, sí, y realmente eso explica toda la película. Los soplapollas que dicen que hay un fallo en el bucle porque no saben cuándo empieza deberían estudiarse ese momento...¡VIVA LA FICCIÓN Y LOS NO PORQUÉSES!
Cerezo 2: ¿Qué fallo?
Cerezo 1: El mismo que te hará creer que un hombre puede volar, no te jode. Fallo, fallo...
Cerezo 3: El guión es como un post muy inspirado en su blog, ¿eh?
Cerezo 2: Sí, es que la peli es muy Nacho Vigalondo.
Cerezo 1: Sí, y Darkman.
Cerezo 3: JAAJAJAJJAJAJAJAJAJAJ
Cerezo 2: AJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJ
Cerezo 1: ¿Qué?
Cerezo 2: El "busco referencias, luego existo" no lo emplees con nosotros, amigo. Que nos (te) conocemos.
Cerezo 1: Joder, pero las vendas y...
Cerezo 2: JAJAJAJA, las vendas dice. Cállate la puta boca.
Cerezo 3. La película es personal de cojones, digo. Y Nacho hace lo mismo que Sánchez Arévalo con su AzulOscurocasinegro, dejar atrás la cinefilia para firmar la película con pluma y espada. Es que la cinefagia mata, todos los cortometrajistas están debutando del mismo palo: "mi película será una referencia a tal, o cuál". Y claro, de eso no se entera ni Dios, y les salen mojones.
Cerezo 1: Y qué tetas la Goenaga, ¿eh?
Cerezo 2: Si, buen trabajo.
Cerezo 3: Secundo.
Cerezo 2: Oye, entonces...¿nos gusta?
Cerezo 1: Nos gusta, sobre todo de texto. Es una película muy remitida a su texto, muy confiada. No quiere estorbar con otros elementos.
Cerezo 3: Coño, sí nos gusta, sí.
Cerezo 2: Es que la debería adorar todo cortometrajista. Es un ejemplo claro de cómo debutar sin dejarte de lado a ti mismo ni a la cinefagia. Y que ésta última encima no moleste a tu película.
Cerezo 1: Eso es.
Cerezo 2: Oye, ¿y por qué no se vende en España entonces?
Cerezo 1: Bueno, ya sabes. Hazlo.
Cerezo 3: ¿Ya?
Cerezo 1: Ya, hazlo.
Cerezo 3: PUES LINKEMOS: http://www.youtube.com/watch?v=Ip0XotpvmmU