24 junio, 2007

Conciencias, de Diego López Cotillo



Conciencias, o mejor conciencia, porque no es ésta una palabra baladí, y resulta más que suficiente, primero, el singular para ser tratada: “conocimiento de uno mismo y de sus propios estados”; o: “sentimiento interior del bien y del mal” (según la definición de la R.A.E.). Creo que esta última entrada es la que mejor encaja con el sentido de este sencillo, sincero y educativo cortometraje, pero ese “sentimiento interior” al que alude la definición se pretende aquí un sentimiento global, de grupo, pero no sólo de todos y cada uno de los compañeros de clase -y por supuesto del protagonista y la profesora-, sino que hace alusión directa también a la repercusión en el espectador, que está obligado, moralmente hablando, a extraer sus necesarias conclusiones; de ahí, entiendo, el nada inoportuno y muy significativo plural del título.

Sobrarían palabras en una sola línea para esgrimir lo que cuenta este cortometraje, pero no seré yo quien rompa su “misterio”, y únicamente me limitaré a decir que nos encontramos en septiembre, época de exámenes finales de recuperación, y tenemos en primer plano a Álex, alumno acomplejado y “maltratado” por sus compañeros, ante un momento verdaderamente importante en su vida, ya que en breve se va a enfrentar a un difícil examen -con toda la relevancia que puede conllevar tras de sí esta palabra-, un examen que va mucho más allá de lo académico…

Como digo, es éste un corto de concienciación (valga la redundancia, pero, insisto, no es algo apriorístico), y ése es su principal objetivo, así como su principal mérito. Hoy en día estamos demasiado acostumbrados a un cine hecho con el único propósito de entretener -labor muy encomiable y necesaria, por otro lado-, si bien siempre he creído que la inmediatez del producto no enriquece a la persona, más al contrario, la embrutece y banaliza en su apreciación artística, y es por eso que un trabajo como el que aquí nos presenta Diego es de agradecer: insta a la reflexión, preguntándonos, aunque sea a pequeña escala (lo cual no es óbice de nada; a menudo es a través de los pequeños hechos como mejor se pueden expresar las grandes cuestiones), sobre lo que está bien y lo que está mal, poseyendo así una meta clara y honesta, y con una forma de alcanzar esa meta bien encaminada e intencionada, si bien no redonda en su resultado final.

Porque resulta muy apropiada, a mi modo de entender, la austera forma del trabajo, ya que ayuda a relevar en su debido alcance la ética de lo contado; la pausa y la contemplación son adecuados, por tanto, al fondo de la cuestión. Si bien, y he aquí el pequeño lunar, quizá se peque de un excesivo estatismo en la planificación, con una larga duración de tomas fijas que podría llegar a cansar a un espectador más “nervioso”; sin embargo esto queda parcialmente remontado gracias a la plausible labor del joven actor protagonista, Jorge Díez. Considerando su inexperiencia, es sorprendente (o quizá no tanto, considerando que la historia no distará mucho de la realidad) cómo consigue transmitir esa sensación de nerviosismo permanente antes -movimiento nervioso del bolígrafo, últimos e innecesarios subrayados- y durante -constantes miradas temerosas, “tembleque” en el pie- el examen, así como la constatación de la relevancia que para él tiene el momento, sabedor de que se juega algo más que un aprobado, todo ello logrado mediante un registro gestual justamente contenido, tranquilo; la figura del director es también importante aquí. Es por eso que gran parte del mérito del corto debe atribuirse a su actuación, sin duda el sostén principal del trabajo.

Sin olvidar el bello y triste solo de piano que ayuda a subrayar la relevancia de aquellos momentos más decisivos, y a pesar de hacer visita, en alguna ocasión, a los lugares más comunes del ambiente colegial, “Conciencias” es un corto necesario, digno, y del que se puede aprender; y es poseedor de un halo de intimismo que nos salvaguarda de la banalidad habitual, remarcando la importancia de ciertas cosas comunes en la vida, a las que todos nos enfrentamos día a día, y a las que demasiado a menudo no prestamos la debida atención y valoración.

PROXIMAMENTE: Matamos los "Próximamente" a lo James Dean.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo he preguntado por varios sitios y nadie sabe contestarme: ¿donde se puede ver este corto por internet?