21 abril, 2008

HAYAO MIYAZAKI: La épica de lo natural (TRAMO FINAL)



Es por tanto muy reseñable la forma en que Miyazaki convierte un problema tan cotidiano como el de la degradación del ambiente en una solución mítica, valiéndose de elementos de la cultura mitológica japonesa, como son los kodamas, literalmente “espíritus de árbol”, humanoides y de apariencia adorable, que aparecen constantemente a lo largo del metraje. Por su parte, los kami (literalmente dios, en japonés) son dioses milenarios que protegen los bosques primigenios, y que pueden adoptar la forma de animales de grandes proporciones a la vez nobles y terribles, como es el caso de los lobos o los jabalís.

En un aspecto menos “cultural”, resulta interesante la fijación de Miyazaki de retratar la inocencia de sus personajes durmiendo, o lo que es lo mismo, en su forma más natural: ocurre en “Nausicaa”, cuando la protagonista se duerme en el bosque subterráneo y el chico se queda prendado de ella, en “El Castillo Ambulante”, Howl percibe la juventud de la protagonista cuando la ve dormida, y aquí, cuando Ashitaka se enamora de Mononoke al verla dormida, serena, indefensa, como cualquier criatura de la naturaleza, que es frágil e inocente, pero a la vez tiene una fuerza que llegamos a desconocer. Es en definitiva una pieza más en el complejo engranaje del ecosistema que lo sustenta todo, una estructuración panteísta del mundo que se opone frontalmente al antropocentrismo salvaje de que hace gala el despótico hombre.

Este concepto antropocentrista de la realidad, de falta de empatía con la naturaleza, es el principal origen del conflicto en La princesa Mononoke: es ni más ni menos que el Emperador de los humanos quien quiere la cabeza del Espíritu del Bosque, y para un fin puramente egoísta, como es alcanzar la vida eterna. Todos los demás a su servicio son simples marionetas que se mueven por dinero y órdenes de otro aún más poderoso, en referencia al macrosistema de poder en el que vivimos inmersos, en el que el ser humano encuentra la perfecta justificación a sus actos achacándolos a una orden superior.

En esta tónica de negación del antropocentrismo es muy significativo que Mononoke no sea ni loba ni mujer, sino una mezcla casi irreconciliable de ambas especies. El hecho de haber sido criada desde niña por lobos (como ocurre en otras leyendas, como la de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo) hace posible esta ambivalencia de la identidad. Así, mantiene una lucha interior debido a este ser bifurcado, y rechaza totalmente al hombre como si fuera intrínsecamente malo, cuando no es necesariamente así, como finalmente le demuestra Ashitaka. Ella por tanto piensa que lleva el mal dentro de sí, y ese odio a sí misma es el motor principal de su afán de destrucción de la humanidad: quiere destruir a los humanos porque desea que no quede nada de todo aquello que odia de sí misma. Opuesto a este carácter destructivo emerge el pensamiento de Ashitaka, de resonancias claramente budistas. Él representa el carácter que lucha por la conciliación del hombre y el medio ambiente, el espíritu valiente, no derrotista, que hace posible el cambio.

La lucha por tanto es el leit motif de este filme, lucha entre especies, pero también la lucha interior de Mononoke, lucha de Ashitaka por sobrevivir, lucha entre los propios hombres, y entre los propios animales.

Finalmente quisiera anotar que siempre se ha acusado al anime de su carácter eminentemente escapista. Sin embargo Miyazaki, aunque confirma este carácter, lo hace desde una perspectiva comprometida con la preservación del medio ambiente.

Toda la ternura y la magia que vemos en sus películas nos hacen retornar a esa visión infantil que es casi siempre la perspectiva de sus personajes. Con él volvemos una y otra vez a ser el niño, o la niña, que disfrutaba de forma inocente con la naturaleza que le rodeaba. A Hayao Miyazaki le debemos este regalo, y esta responsabilidad.

4 comentarios:

Escarlatína dijo...

ufff...
no se, no se.. soy muy hermetica pa dejarme apantallar por fabulas.
Si son cursis, peor.

Saludos!

Anónimo dijo...

Estás llamando cursi a Miyazaki??!!
(viendo la foto de escarlatina) ..pero bueno, tú puedes llamarle como quieras. faltaría más!

Anónimo dijo...

Pues entonces yo no la veré. 1º- porque odio la publicidad que no viene a cuento como esta, tambien llamada spam. y 2º porque a mí si que me gustan los documentales de National Geographic (los buenos, no todos) y por el contrario odio las comedias gamberras, con lo cual a mí no me has vendido la moto en absoluto. Y menos aun al mencionarme el repertorio de doblaje, evidentemente.

Anónimo dijo...

anónimo, si odias esta publicidad es que lo odias todo, pues todo es spam... vete a ver un documental, pesao