10 julio, 2006

La leyenda del espantapájaros, de Marco Besas (2005)


Érase una vez un espantapájaros que queriéndose revelar contra su propia existencia acabó siendo víctima de ella…….

La leyenda del espantapájaros es un cuento de sobremesa veraniego que induce al sueño infantil con una dulzura embriagadora de tal calibre que tiene un efecto rejuvenecedor impresionante. Te devuelve a esos cuentos de sobremesa que te hacían cabalgar en los sueños vespertinos de una inocencia alevín con aroma de leche, colacao y la música de Vangelis en el telediario. Tiene la magia del cine de animación que hecho para niños convence a mayores, una magia difícil de dibujar o parir pero que en esta ocasión fluye sola como algo endémico de la propia historia relatada.



Marco Besas es el culpable de este precioso cuento de azúcar y canela. Detrás de la historia que homenajea claramente a Mary Shelley se encuentra un autor que estudió en la Escuela de cine de New York. Ha realizados varios cameos con realizadores de la talla de Jaime de Armiñán o el gran José Luís Borau. El film que nos ocupa fue preseleccionado en la 78º edición de los Oscar de la academia, también nominado en los Goya y ganó el Melies de plata en el prestigioso festival de Fantasporto 2006 que se celebra cada año en la famosa localidad vitivinícola de Oporto.

La estructura cinematográfica del guión es perfecta, con una ausencia absoluta de diálogos y recayendo todo el peso del relato en un enorme Sancho Gracia que a su vez añade, si cabe, mayor nostalgia fílmica. Los trazos de los personajes, cuervos, humanos, espantapájaros son afilados y decadentes pero a propósito, como queriendo añadir esa tenebrosidad innata del relato infantil. Todo el cortometraje es como un conjunto de piezas de puzzle que encajan a la perfección. Tiene esa redondez que sólo las obras maestras poseen, y lo mejor es que en tan sólo 10 minutos te cuenta todo lo que necesitas saber para acabar enamorado de esta alegoría atemporal que subyace en el interior de nuestra imaginación más inocente.

Puede que un calculado intelecto llegue a descubrir el espíritu curvilíneo de Tim Burton; no ha sido mi caso, aunque sin negar que la comparación pueda llegar a ser lícita, un servidor ve mucho más cerca el Golem de Mary Shelley y la poesía gótica de Lord Byron que las moralejas de cadáveres mexicanos o remakes de fábricas de chocolate y enanos bailarines con nombres imposibles de pronunciar.

Hay que entregarse al trabajo de Marco Besas con humildad, con ganas de viajar en el tiempo, de rememorar tradiciones perdidas en los recuerdos de nuestro pasado lejano. La leyenda del espantapájaros bien podría haber sido producida por una marca de cosmética, porque los años que se te caen de encima tras su visionado podrían venderse caros en una lata de polietileno con virutas rosadas y un conocido nombre de flor en francés.

Este espantapájaros es para mí el mejor trabajo que hasta ahora he podido analizar en mi queridísimo zoom erótico, porque el buen cine para mí no es el mejor elaborado o el más original sino el que más transmite, el que no se corta, el que fluye por las pupilas como el agua de una cascada, porque es así, porque es su sino; eso es para mí el buen cine, fluidez visual humilde que despierta los sentidos. La leyenda del espantapájaros ofrece sensaciones a toneladas y te traspasa con la misma precisión que lo haría el dardo de cupido. Es, con todo el peso que conlleva esta palabra, una Obra Maestra.




Para terminar quiero regalaros este pequeño retal poético del gran Lord Byron que de alguna manera resume lo que ha sido para mí el visionado de La leyenda del espantapájaros y las consecuencias nostálgicas que ha tenido en el interior de mis sentimientos, que al final y entre tanto revuelo de cuervos y ceniza, fueron felices y comieron perdices….

" ¡Oh tú, mi triste y solitaria almohada!,
Tráeme dulces sueños para preservar mi corazón del quebranto,
A cambio de las lágrimas que sobre tí derramé despierto;
No me dejes morir hasta que vuelva sobre esas olas...
"

By Javier Hernández.

Próximamente: Nueva entrada en el Zoom Radiático

10 comentarios:

Queco dijo...

Y a mí que no me terminó de entrar...

Anónimo dijo...

a mi no me gusta sanchor gracia en este corto esta falsisimo y la historia es muy simple, este corto no vale nada

Raccord dijo...

Es una chusta de corto. Envoltorio muy bonito pero sin nada dentro. Y muy plagiario

Anónimo dijo...

Me encanta el corto, lo adoro, lo idolatro, no se como no ganó el goya. Me han llegado rumores de que estuvo casi nominado a los oscar y es que no me extraña. Se me saltan las lagrimas cuando Sancho dice lo de "Volaron alto... Muy alto...". Las historias más simples son siempre las mejores¡¡¡

Unknown dijo...

excelente, me encanta el corto; es absolutamente conmovedor al punto de generar una catarsis; el narrador al igual que el corto, muy bueno; contrasta tanto con la obra sus tonalidades de voz, sobre todo al final, cuando menciona el luto de los cuervos.
hasta luego.

Pd: en lo simple esta lo complejo, recuerda.

Anónimo dijo...

es un cuento presioso ,conmovedor al punto que casi me hace llorar ,tan bonito la verdad es que me encanto ,.tengo 19 años y lo que acabo de ver me llego al corazon .le ruegoque aga mas cuenton .
adiossss

Anónimo dijo...

me encanta este corto, es tiernisimo.Tiene un dibujo estupendo y la voz de Sancho Gracia es maravillosa, conmovedora, le da al relato una gran humanidad. Me emociona muchisimo.

Isabel

Anónimo dijo...

El corto me pareció poesía pura de principio a fin... Las texturas, la música, la simpleza, y por supuesto la voz de Sancho Gracia, que por momentos me hizo erizar la piel. Me conmovió casi hasta las lágrimas. Lo ví con mi hijo de 3 años y es impresionante como a los dos nos llegó por diferentes motivos. Lo hemos visto como 10 veces ya.

Anónimo dijo...

es un corto de animación que desde el primer minuto te llega dentro, sacando a relucir tus sentimientos y sobre todo, muy conmovedor. A mi, que sin ser muy sensiblero, tras verlo un dia buscando cosas por internet, sinceramente me lleo al alma. Marco Besas, sigue asi tronco, as creado una verdadera y magistral obra de arte para todos los publicos, niños o mayores

Anónimo dijo...

Un calculado intelecto... Estéticamente hablando, está claro que los escenarios y personajes recuerdan al estilo de Burton, otra cosa es que la historia pueda recordar al Frankenstein de Shelley (y ya puestos, también a Eduardo Manostijeras). Que uno guste más que otro ya es cosa de cada uno. En mi opinión tiene gran parecido a ambos autores.
El corto me gusta mucho, aunque me parece un tema ya muy gastado. Y otro aspecto a resaltar, creo que debería ser la banda sonora del corto, emotiva y acorde a cada momento.