17 abril, 2012

Entrevista con Tonio L. Alarcón, parte 2

Con un poquito más de retraso del esperado, aquí viene la segunda parte (de tres) de la entrevista a Tonio L. Alarcón sobre su libro y su función de crítico en esto del mundo del cine.

Esta vez el autor de las preguntas voy a ser yo... Pedro (aka Findor), que aún con mi poca capacidad de plantear cuestiones interesantes, la cosa sale a flote porque Tonio es un crack.

Si lo sé, no vengo...

¿Toda la profusión de críticos amateurs con opiniones tan diversas está afectando también al espectador, en el sentido de que cualquiera puede reafirmar sus opiniones de forma casi automática con una simple búsqueda on-line?

No creo que sea una relación causa-efecto, sino que más bien ambos fenómenos parten de una característica que ha ido imponiéndose cada vez más en nuestra sociedad: la incapacidad, cada vez más acusada, de aceptar la disensión, las opiniones diferentes, y precisamente el enriquecimiento que supone aprender de las visiones que nos pueden aportar los demás. Esa multiplicación de las opiniones que ha provocado internet, en lugar de enriquecer nuestro panorama cultural, lo que está provocando es un empobrecimiento gradual del mismo. Siempre hay un roto para un descosido, así que o se recurre a comentaristas afines para reafirmar las propias opiniones, o se ataca con saña a quienes ofrecen un punto de vista distinto. No hay más que echar un vistazo a los comentarios de la mayoría de webs de cine para darse cuenta de hasta qué punto ha llegado la situación. Es deprimente.

¿Crea esta sobredosis de información un perfil, opuesto al “superespectador” que comentaba Henrique, de gente incapaz de discernir entre crítica profesional y amateur?

Bueno, es que hay que tener en cuenta que siempre ha habido grados dentro de los aficionados al cine. El lector de Fotogramas (sin ánimo de quitarle méritos a esta publicación, ya que cuenta con magníficos profesionales en su plantilla) es mucho menos exigente que, por ejemplo, el de Dirigido. Igual que hay quien va enseguida a mirar las estrellitas, y otros que prefieren leer con calma las críticas para asimilar los conceptos que en ellas se desarrollan. Así que no creo que esa división sea nada nuevo: más bien, como ahora todas las opiniones se amplifican de forma más exagerada (esos famosos 15 minutos de fama que señalaba Andy Warhol ahora están al alcance de cualquiera), los que no entienden o no quieren entender los textos más complejos se hacen escuchar mucho más.

¿Crees que la crítica “llana” está haciendo daño (haciendo perder fuerza o respeto) a la crítica profesional?

Creo que los críticos profesionales no hemos hecho precisamente demasiado para ganarnos el respeto del público general. No sólo nos encanta mirarnos el ombligo continuamente (organizando seminarios, conferencias, dossieres e incluso libros sobre el destino de la crítica), sino que, además, algunos de mis compañeros de profesión tienen la mala costumbre de mirar por encima del hombro a los que no piensan como ellos, y se niegan a “bajar de nivel” para alcanzar oídos distintos. Yo considero que un profesional tiene que saber adaptarse a su audiencia, mostrarse dispuesto a hablarle en su mismo lenguaje, y sobre todo dejar la soberbia en casa. Con el ego por delante no se va a ningún sitio. Por eso, y sólo por eso, esa crítica “llana” le llama más la atención al público. Porque consideran que, ésa sí, está a su mismo nivel, les habla en sus mismos términos.

¿Qué le dirías al espectador que hace bandera de su ignorancia como única manera de disfrutar el cine para que saliera de esta postura?

Que leyera El cine según Hitchcock. Descubrir las conversaciones entre Truffaut y Hitchcock fue, para mí, en su momento, como si alguien abriera una ventana en una habitación completamente a oscuras. Me hizo darme cuenta de hasta qué punto la puesta en escena condiciona la experiencia del espectador.

Así me gustan a mí los libros, mucha foto y poca letra...

Como fan de los cómics, una pregunta de historia-ficción. ¿Hay esperanza de que en España deje de ser considerado algún día como un género menor?

Lo dudo mucho. Hace unos años, cuando uno todavía tenía cierta esperanza en el género humano y en la evolución de la especie, tenía la impresión de que mi generación estaba alentando un cambio en ese sentido, que estábamos abriendo a la sociedad a una relación más natural, menos condicionada con los cómics de todo tipo. Pero la realidad es que las generaciones posteriores siguen tratándolo igual, o incluso peor que las anteriores: continúa viéndose como algo para friquis, sobre todo si se consume después de la adolescencia. Supongo que también tiene algo que ver el pésimo nivel cultural de nuestro país, que hace que tengamos un índice de lectura absolutamente deprimente... No es casualidad que los videojuegos, un medio que, por cierto, me parece fascinante y del que se pueden decir muchas cosas interesantísimas, tengan mucho más tirón: en general, no requieren más que leerse las instrucciones... Y a veces, ni eso.

¿Ha sido difícil escribir de un tema que te gusta como los superhéroes y mantener la visión crítica alejada de cierta visceralidad?

Depende de lo que entiendas por visceralidad. La verdad es que no me he cortado en criticar lo que me parece criticable, y en defender también lo que me parece defendible, pero siempre desde la perspectiva de que no estaba elaborando un libro de crítica, sino una obra de divulgación dirigida a toda clase de aficionados. Supongo que eso es a lo que te refieres, que mantengo un cierto tono periodístico que, creo, es el más adecuado para un volumen de este tipo. Sobre todo porque te permite acceder a cualquier tipo de lector, los que, como antes te comentaba, sólo se fijan en las estrellitas, y a los que les gustan los textos largos y jugosos.
¿Qué cómic te gustaría ver bien adaptado a la gran pantalla y por qué?

Aparte de que me gustaría que alguien le hiciera justicia al pobre Daredevil (por favor, David Slade, no la cagues), mi sueño húmedo lo está llevando a la animación DC, que es una adaptación de la miniserie Batman: El regreso del señor de la noche. La verdad es que uno de mis proyectos imposibles, siempre soñados, era esa versión que se rumoreaba que iba a protagonizar Clint Eastwood... Más que nada, porque me parece una obra fundamental para el cómic de superhéroes, y un ejemplo de lo cojonudo que era Frank Miller cuando su visceralidad estaba artísticamente bien dirigida (y no como en esa cosa ridícula llamada Holy Terror... ¡por Dios!).

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Para finalizar, añadimos una relacíon de los libros donde ha participado Tonio para que corráis a comprarlos todos, le hagáis rico y así se acuerde de nosotros...

Obras colectivas

Sitges 1968-2007. Viaje alucinante, Notorius, 2007.
El diablo en el cine. Máscara y espectáculo, Valdemar, 2007.
American Gothic. El cine de terror USA 1968-1980, Donostia Kultura, 2007.
El cine de ciencia-ficción. Explorando mundos, Valdemar, 2008.
Cine de animación japonés, Donostia Kultura, 2008.
Nosferatu. El thriller USA de los 70, Donostia Kultura, 2009.
Pesadillas en la oscuridad. El cine de terror gótico, Valdemar, 2010.
Cien miradas de cine, Miradas de Cine, 2011.
Apocalipsis ya. El cine del fin del mundo, Sendemà, 2011.
El origen del siglo XXI: Diccionario de cine contemporáneo, Cátedra, 2012. (En preparación)
Ojos sin rostro, Ártica, 2012. (En preparación)

Obras en solitario

Superhéroes. Del cómic al cine, Calamar, 2011.

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