13 enero, 2009

El SEAWORLD DE ORLANDO I



Bueno, se entera uno de que va a ser padre y deja sus obligaciones. Hay que ver.

Diciendo esta calzoncillada entramos directamente en Seaworld. Y es que Seaworld es gorda, ¿eh? Seaworld tiene tres parques en Orlando y alguno más por el mundo..., o sea, iguala casi a Disney y supera a Universal. Lo que pasa es que va un poquito menos de gente (no mucha) porque no le avalan tanto merchadising. Pero da igual, es imprescindible..., aunque haga menos ruido.



El parque está en el mismo Orlando y desde que entras te das cuenta de lo obvio: esto no es lo mismo. Pero no lo digo en el mal sentido, sino en la tranquilidad que se percibe. No sé cómo lo hacen, pero consigues que te sientas como en una isla..., con una tranquilidad y placidez absoluta. No sólo por su increíble vegetación y sus animales tranquilos..., sino por la actitud de sus asistentes, que saben que esto no va a ser un gigantesco grito yankee (de hecho, al abrir el parque suena el himno y todo el mundo se queda congelado, con la mano en el pecho y mirando al cielo. Tuvimos que dejar de andar porque las miradas mataban)..., sino el zoo más importante del mundo sobre animales marinos..., tematizado con el mar. Además, es la fundación más cara que existe sobre ayuda a estos animales. Más cara e importante, entiéndase. Es decir, en Seaworld recorres, no corres. Miras, no ves.



Aprovecho también para decir que todos los parques tienen pequeñas duchas de agua pulverizada, que no empapa pero refresca. No son exactamente duchas, pero sí tubos de metal (a veces tematizados) de lo más adecuados para pernoctar calor..., aunque luego vuelvas a la cruda realidad. Creo que esto no lo había contado.

Seaworld tiene todo al lado, con lo cual eliminas los largos paseos. Aún así, es muy grande..., y tiene un sinfín de espectáculos..., casi a cada momento..., con lo cual tendrás que verlo en un día sin niños y en dos con niños.



Franquicias agregadas, pues Sésame Street. Es lo único que tienen y saben explotarlo. Todos los monigotes de Barrio Sésamo están para ti y los tienes en servicio..., con espectáculo, desayunos, etcétera. Pero vamos, no saturan..., aquí lo importante son los animales.



Desde que entras tienes un enorme faro (falso) con una bonita isla y piedras artificiales. Animales por encima empiezan a tematizar (no hay animatronics, pero prima el realismo). La mascota, el icono y la imagen del parque es el Shamu (la orca). Es lo más vendido de allí y no me extraña, ya os diré por qué. El monigote está por todos sitios y, por supuesto, en la puerta...y la gente espera cola (os adjunto chorrafoto). Los restaurantes, tienen pelín más de calidad y tematización la justa..., pero por supuesto, no se come bien. Aunque repito y redundo, esto es casi un parque cultural. Tiene mucha diversión, pero aquí lo que prima es que los ojos se te queden como platos viendo animales marinos.

Las tiendas, pues venden mucho muñeco de animal, collares de piedras reales (y no reales) y demás etcétera. Todo muy chulo, con el problema del cliente pasivo que no entra si no conoce lo que se vende..., pero no va a la zaga en cuanto a calidades. Menos ventas, por supuesto.



El parque rodea a un enorme y gigantesco lago con puente (cruzándolo te sientes un mosquito). En dicho lago se cierra el parque con el espectáculo The Waterfront. Se trata de un show de agua, fuentes, luces y demás etcétera..., algo así como el de Disney's Epcot pero con menos gracia (y ya ése no me parecía de los mejores). Si vienes a pelo y éste es tu primer parque, se te quedará la boca abierta..., pero yo ya venía de Disney y me supo a poco.



Tienes varias opciones muy originales en varios restaurantes, pagando un extra. Puedes comer en acuarios que dan a la orca gigante (a tiro de piedra) o entre festivales de la Polinesia, entre otras cosas. Actividades diferentes y bastante enriquecedoras, sobre todo si vas con niños. Otro rollo.



En medio del lago también tienes la Sky Tower..., gigantesca torre donde puedes subir y tener unas vistas impresionantes..., pero COBRAN POR ELLO, así que me pareció una desfachatez y no accedí. Con todo, tienes que reservar si quieres disfrutarla.



Lo primero con lo que te cruzas es el Seaport theater, un teatro protagonizado con animales en un decorado que simula casas típicas de una pequeña villa americana. Es rematadamente acojonante: perros, gatos, pajaros y hasta un cerdo protagonizan gags corales que harán las delicias de cualquiera. No puedes ni moverte de ver el trabajo animal y humano que lleva aquello. Y muchísimas risas, con un tremendo feedback con el público.



Luego llegas a Paddle boats, barcas con forma de Flamenco rosa que te pasean por todo el lago..., llegas y TE COBRAN..., así que también los mandé al carajo.



Pero al lado tienes Oyster's Secret, que aunque no compres, lo puedes gozar de mala manera. Se trata de comprar, en un enorme acuario exterior, la perla que te dé la gana cuando todavía está en la ostra. Tú la eliges y el buzo (o la buza, jua) te la coge para ti. Normalmente los compradores mandan a los hijos, que no tienen más que señalarla y esperar a ver cómo la coge..., boquiabiertos. Una gran idea y un interesante espectáculo. No son baratas, por supuesto..., pero la tienda que lo organiza tiene verdaderas lindezas en bisutería marina (real e irreal).






Pero os queda por leer mucho en la siguiente entrega. Esto no ha hecho más que presentarse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanta hermosura acuatica y que lindos pechos los de la chica de las fotos

El zoom erótico dijo...

jajjaaj, qué mal bicho