21 mayo, 2008
LA BSO DE INDY IV
Qué mejor momento para inaugurar mi participación en El Zoom erótico que compartiendo con vosotros mi humilde opinión sobre el recientemente revelado score de Williams para Indy. Así que, ahí va:
Como habéis expresado algunos de vosotros, la sensación general que me ha dejado la escucha del álbum es de moderada decepción. Y esta sensación, teniendo en cuenta que Williams para mi era el valor más seguro en la ecuación que nos plantea esta producción, hace que también aumenten mis reservas respecto a cuál será el cariz estético de la película. Pero, por supuesto, esta sensación es simplemente un pálpito.
Para empezar, si algo resulta inherente a la personalidad compositiva de John Williams es la profesionalidad y calidad que demuestra en todas sus obras (y ésta, por supuesto, no es una excepción), dejando por los suelos, comparativamente hablando, los cuatro palos del sombrajo de la gran mayoría de compositores que en la actualidad son venerados como dioses.
El complejo trabajo realizado en esta última entrega respecto a la creación y desarrollo de texturas musicales y a la elaboración del tapiz armónico resulta como siempre sobresaliente y hace que, principalmente en los cortes más oscuros, nos encontremos ante una composición técnicamente de altos vuelos.
Por otra parte, aunque los apuntes argumentales que todos conocemos obligan a la autoreferencia, los nuevos temas (sin entrar en comparaciones odiosas) funcionan razonablemente bien en el conjunto y respetan el toque naíf que posee el resto de entregas. En especial sobresale, o eso me parece a mi, el asociado a la calavera de cristal que atesora una cualidad etérea y operística (muy similar al tema del Arca de la Alianza con el que está emparentado) perfectamente lograda gracias a su motivo de seis notas (que me recuerda al de "Encuentros en la Tercera Fase") y a la particular sonoridad del Continuum Fingerboard.
Por el contrario, hay algo que me ha llamado negativamente la atención. Si tomamos un corte de referencia como "The Jungle Chase" podemos comprobar como ha desaparecido ese sentido operístico de recorrido periférico tan característico de los set-pieces musicales para las escenas de acción de la saga (recordemos: "Desert Chase", "The Mine Car Chase" o "Belly of the Steel Beast") por otro más directo, impersonal, complejo e imbricado en el tejido del desarrollo mismo de la acción y con la naturaleza del montaje, muy semejante a lo visto y oído en "La Guerra de los Mundos" o "La Venganza de los Sith". Esto demuestra que, como citaba anteriormente, se ha perdido en buena medida atributos como la teatralidad, la impostación o ese cariz de opereta tan característico en el desarrollo musical de las anteriores películas.
Sin ser esto necesariamente malo, creo que va en contra de la propia naturaleza de la saga y a continuación explicaré el por qué.
La música cinematográfica del Williams del siglo XXI, qué duda cabe, a ganado en profundidad y complejidad (volviéndose a la vez más abstrusa) pero ha perdido por el camino esa capacidad de sorpresa que rezumaba la deliciosa y aparente simplicidad de sus propuestas melódicas y armónicas de la década de los 80 o finales de los 70 y que a la postre resulta ser una parte importante del ADN del cine de entretenimiento y aventuras que representa Indiana Jones o La Guerra de las Galaxias.
Evidentemente, no estoy criticando en manera alguna la consecuente evolución llevada a cabo por Williams durante la última década (algo intrínseco a cualquiera que se llame a sí mismo artista), y soy el primero en alabar muchas de las obras que nos ha legado en los últimos tiempos; pero si creo que esta nueva aventura del Dr. Henry Jones Jr. era merecedora de un sobreesfuerzo en la revisitación de los orígenes que, aunque sobradamente publicitada por otros implicados en la producción, a nivel musical no ha sido tal si entendemos como revisitación la labor de reciclaje que se ha llevado a cabo.
Si uno se niega a reconocer que pueda haber cierta incapacidad por aquello de "el que tuvo, retuvo", sólo cabe pensar que o bien Williams ha errado en el enfoque o ha sucumbido a los servilismos o simple y llanamente ha realizado esta partitura con el piloto automático puesto y con la mente proyectada en su próxima composición para concierto o en la siguiente película de autor de Spielberg.
En definitiva, la sensación que transmite el viejo maestro en su perfil más comercial (y que ya se reflejaba en la nueva trilogía galáctica, aunque un servidor le otorgaba el beneficio de la duda por tener que lidiar con Lucas y también por la excepción hecha de esa joya que es "El Prisionero de Azkaban") es que ya no está por estos pagos y lo que de verdad le motiva son los proyectos de ciertas ínfulas del estilo de "Memorias de una Geisha" o "Munich".
Orado por por
El zoom erótico
en
15:26
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas:
Bandas Sonoras,
David Rubiales,
Indiana Jones,
Largometrajes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Un post cojonudo, si señor. Mi más sincera enhorabuena. Un análisis en profundidad de la obra y evolución del Sr. Williams. Se nota que te gusta y que sabes de lo que hablas. Muy, muy bueno
Mikel
Publicar un comentario