14 mayo, 2006

Entrevista exclusiva a Daniel Sánchez Arévalo


“ME GUSTA HACER GRANDES AVENTURAS DE LAS
PEQUEÑAS COSAS QUE NOS PASAN”


EL VIAJE A ALGUNA PARTE

Daniel Sánchez Arévalo está feliz, “alucinando con las muestras de cariño” que ha recibido por su primer largometraje, “Azuloscurocasinegro”. Y no es para menos. Desde su estreno, el pasado 30 de marzo, la película se ha consolidado como una de las más vistas del cine español de los últimos tiempos. Los tres premios conseguidos en el último Festival de Málaga – Especial del Jurado, de la Crítica y Mejor Guión- fueron el pistoletazo de salida de una promoción que, sin embargo, ha funcionado básicamente por un “boca-boca” imparable.

“Yo soy muy agradecido, no es una pose”, comenta el director. “Ves lo difícil que es que la gente vaya a verte, hacerte un hueco, y ves que la gente te echa una mano comentando la película. Y no me molestan en absoluto las críticas si se hacen con cariño. Agradezco mucho en la peli, desde amigos íntimos hasta Amenábar, porque se leyó el guión, vio el premontaje, me echó una mano. Yo he hecho la película para el público, para todo el que vaya a verla”.




Quizá por eso, Sánchez Arévalo asegura haber disfrutado mucho durante la promoción oficial, sobre todo en los coloquios posteriores al pase. “Al principio me daba vergüenza, pero es preciso comentar la peli: el final, las sensaciones que provoca...Di muchas vueltas al final. Par mí éste es un final optimista, positivo; y otra gente lo ha visto como liberalizador. Está bien que provoque algo”.
Quizá también por eso, por su esfuerzo en dejar un final muy abierto, le molestan profundamente las crítica que desmenuzan el argumento. “Cuando voy a ver una peli me cuido mucho de leer nada sobre ella. Incluso en el trailer había demasiadas cosas. Sé que para vender una película hay que contarla, pero es como un arma de doble filo”.

A sus 35 años, Sánchez Arévalo asegura haber llegado a la película después de un “larguísimo” viaje de 14 años de trabajo escribiendo y dirigiendo cortos, todos ellos reconocidos por público y premios: desde el gamberrismo de “Gol” hasta la lírica de “La culpa del alpinista”, donde colaboró con Julio Medem (“nada que ver este corto con el resto”; pasando por “Carrefouring”, “Profilaxis”, “Exprés” y “Física II”, su corto más emblemático.

“Me gusta que la gente diga que es una peli muy madura, que no parece una ópera prima. Los cortos me han ayudado a coger muchísima madurez y mucho oficio. Creo que la madurez se ve en el guión, llevo cinco años con él en la cabeza. Si hubiera hecho el guión que traje de Estados Unidos [estudió un Máster de Guión en Columbia, Nueva York], no hubiera hecho la película que yo quería. Y, por ‘suerte’, nadie quiso hacerla. Tenía muchas gana, pero me di cuenta de que no estaba preparado. Yo me doy tiempo, no me precipito, dejo que las cosas cojan forma por sí mismas”.

A José Antonio Félez, productor de Tesela, le gustó la historia, y el cineasta rescribió prácticamente todo el guión, del que sólo conservó el título “y un poco el espíritu”. Era sobre un chaval que quiere un traje para una entrevista de trabajo porque el suyo, de portero, no le vale.

“El problema no es ‘es que soy el portero’. El problema es que (Jorge / Quim Gutiérrez) asume una serie de cosas que no debería y que le impiden avanzar. Creo que las limitaciones son algo positivo para poder alcanzar lo que realmente quieres. Una limitación se puede superar, pero hay que saber cómo”.


Los personajes de “Azuloscuro...” están siempre de alguna manera engañándose a sí mismo, resistiéndose a asumir sus deseos, lo que realmente quieren y más miedo les da. “No hay buenos ni malos. Yo también me siento bastante identificado en aferrarte a algo que sabes que no va a ningún lado. En el fondo todo están haciendo lo que pueden, en unas circunstancias determinadas, y no hay que juzgarles. Quería que el espectador entendiera y ‘simpatizara’ con lo que hacían”.

Jorge aprende poco a poco a rebelarse, a decir que ‘no’, aunque esto suponga embarcarse en una vida llena de incertidumbres; “pero por lo menos lo ha decidido él”. “Yo me reconozco en que siempre he tenido –y sigo teniendo- mucha dificultad para decir que ‘no’. “Física II” va de un chaval que no sabe cómo decir que no a su padre. “Azuloscuro...” es un guiño a ese corto, empieza donde el corto termina, aunque es una historia independiente. Necesitas un tiempo, y es un viaje muy largo, llegar algún día a poder ser sincero contigo mismo”.

El largo viaje de Sánchez Arévalo para llegar a comprender y tolerar las miserias propias y ajenas pasa por el psicoanálisis y la escritura. “Creo que en la vida nada es tan tremendo ni tan positivo. Hay que intentar encontrar tu lugar en el mundo. Por eso”, dice el director, “la peli resulta tan cercana. Es un final feliz y no lo es. Lo quieren tener todo, pero se van dando cuenta de que no se puede tener todo en la vida, pero sí se pueden tener ciertas cosas. Y que en la lucha contra el destino al final tienes que claudicar en ciertas cosas”.

El destino. Terrible pregunta. “Un poco sí que creo, aunque no en el destino ‘escrito en las estrellas’. Yo ni siquiera soy creyente. Vengo de una familia de artistas, pero estudié Empresariales; un poco porque mi padre me había metido eso en la cabeza, pero también por rebeldía, por decir ‘yo voy por otro camino’. Todo es muy relativo. Tu camino de alguna manera está marcado, pero uno también se puede fabricar su destino. Estudiar Empresariales me ha ayudado a ser un director muy ordenado y económico; tengo alma de empresario y sé que esto es un negocio. El productor está encantado”, afirma entre risas.

“Con el psicoanálisis me di cuenta de que viene bien compartir tus miedos. Cuando compartes las cosas, y las hablas con naturalidad, dejan de ser tan malas, tan grandes. Los fantasmas del pasado, los miedos, no desaparece, por mucho que tú te vayas. Lo que cambia es cómo te enfrentas tú a ellos”.

Escribir, volcar en papel sus neurosis, como él, fue a partir de ahí un proceso natural. “Siempre he escrito ‘de cara a la galería’, pensando en compartirlo con los demás; nunca he escrito un diario, por ejemplo. No me da miedo volcar mis historias en mis guiones. He aprendido a coger personajes que no son nada parecidos a mí, como los de la peli, que viven situaciones que a mí no me han pasado, y a impregnarles un poquito de mi personalidad. Por eso son más genuinos, más únicos, porque cada persona es única. Así evitas los estereotipos”.



De hecho, fue a los 23 años cuando Sánchez Arévalo, entonces guionista de Farmacia de Guardia, descubrió que podía escribir “más o menos bien”. Atrás quedaban años paralizantes en los que nada había conseguido motivarle realmente, “una pasión que yo dijera ‘esto es lo que a mí me gusta’. De ahí mi vocación tardía. Aunque parezca increíble, su querencia por el barrio pesó también durante mucho tiempo como lastre de su carrera. “Soy muy casero, no me gusta salir, no me gusta viajar. Me gusta estar en Madrid, básicamente. Siempre pensé que eso me iba a impedir ser cineasta, hasta que ves que hay otros cineastas ‘muy de barrio’”.

El psicoanálisis, asegura, además de los talleres de interpretación y dirección de actores, le ha ayudado mucho en su trabajo como cineasta. “Es más fácil intuir sus miedos, darle a cada uno lo que crees que necesita. Me gusta mucho ensayar con ellos, preparar el personaje, hablar”. Para el director, sentirse arropado, querido en el rodaje es fundamental. (“No soporto los malos rollos, las tensiones, que te cuestionen el trabajo; y un rodaje son semanas de angustia, la sensación de que algo puede salir mal”). Hasta el punto de que muchos de los actores y técnicos con los que comparte trabajo le han acompañado a lo largo de todos estos años. “Siempre me he hecho muy amigo de todos ellos. No podría trabajar con alguien con quien no congeniara, aunque fuera muy bueno”.

Sánchez Arévalo ha encontrado su camino; aunque, confiesa, “no me veo toda vida dirigiendo películas y nada más”. “En mi próxima peli espero hacer algo distinto, en un universo distinto, con personajes que se acerquen más a mi edad. Pero seguro que en el fondo acabaré hablando de la familia, las relaciones, la dificultad de hacer lo que quieres. Cada uno tiene sus temas y no los suelta. A mí me gusta hacer de las pequeñas cosas que nos pasan grandes aventuras: un chaval que tiene que aprender a decirle a u padre que ‘no’.

Almodóvar, Amenábar, Medem, Fernando León son algunos de los directores que más le interesan. “Admiro su habilidad para hacer el cine que quieren, con una mirada tan personal y particular de las cosas, y a la vez haber conseguido acceder al gran público. Una cosa que me encanta de Almodóvar, y que está en mi peli, es la mezcla de drama y comedia, todo junto, revuelto. Y que yo también he intentado contar mi historia con color con luz. Todo lo que él cuenta me lo creo mucho, aunque sea tan medido y maniqueo. Me dicen que en mi película todo es muy verdadero. Yo lo que creo es que es muy creíble, un universo muy personal, donde las cosas que pasan son verosímiles”.

¿Quizá en el futuro algo de ciencia ficción? . “Me encantaría, pero con personajes reconocibles, nada de estereotipos. ¿Por qué no?”

By Ángeles G. Rivera

Próximamente: Nueva sección: MSN con HIELO y con…JIM-BOX

4 comentarios:

Anónimo dijo...

quien cogno es angeles rivera? aqui el que soy escribe cada vez menos, es que se esconde? el tocho este del arevalo yo no digo que este mal pero lo veo demasiado serio para un blog como este donde los que entramos buscamos carnaza del tipo ese de cinepatas. Felicito pues a la angeles esta pero no al que cordina el blog

Anónimo dijo...

y la foto esa de kevinmcgraw, doctor en medicina, como se cosque te va a denunciar.
;-p

Kelzor dijo...

Ey, con todo el cariño del mundo, pero... esto se está volviendo muy monotemático, ¿no?.

A mi me gustaría ver más criticas a cortos. Más noticias, mas actualizaciones.

si os hace falta personal, me ofrezco. esto podía pasar de ser un blog del mundo del corto cualquiera a ser una señora página web de visión obligatoria, que hacen falta sitios asi.

Anónimo dijo...

qué país