Raúl Cerezo: Juan Antonio, fuertes buenas. Lo primero... ¿qué tal fue el libro anterior? ¿No es tan suicidio escribir sobre el cortometraje y, encima, publicarlo?
Juan Antonio: Buenos días Raúl. La verdad es que “Cine en corto” ha tenido casi el mismo recorrido que un cortometraje. Hace unos días, sorprendentemente, encontré una reseña del libro en una revista de cine, casi cuatro años después de su publicación. Ha tenido muy buena acogida y unas críticas muy generosas.
Si hay algo de lo que me siento satisfecho es escuchar comentarios como que “he dignificado la crítica del cortometraje”. No me siento tan importante, pero considero que he contribuido un poco en dar mayor visibilidad a un formato que me fascina.
R: ¿Qué te propones con este nuevo libro? ¿Habrá un tercero?
J: Pretendo establecer un punto de situación del corto en un período (2008-2012) en el que su trayecto se corresponde con esta etapa de crisis demoledora que padecemos. Frente a esta oscuridad financiera, el corto mantiene su fortaleza y se configura como un espacio de resistencia que permite una absoluta libertad creativa. Reivindico el valor del cortometraje: es un activo muy importante para la cultura de nuestro país. Respecto a un nuevo libro, de momento, habrá que esperar, es complicada la edición de libros. He dedicado más de 3 años muy duros a este último trabajo y espero que mi aportación resulte de interés. Lo que va a continuar es mi pasión por el cortometraje.
R: ¿Desde cuándo escribes sobre cortos?¿Qué te llevó a ello?
J: Desde el año 2003. Con ocasión de una conferencia que impartí sobre cine, me ofrecieron participar en la organización de un Festival de cortometrajes. Desde entonces vivo una fuerte pasión por el corto, origen del cinematógrafo.
R: ¿Cómo ves el panorama actual del cortometraje? ¿Prefieres nuestro nivel o el internacional?
J: Como he apuntado anteriormente, le veo con optimismo, pese a todo. Se hace mucho cine en nuestro país. La revolución digital ha permitido una democratización en el acceso y un abaratamiento de los costes de producción que permite que nuestros cineastas fructifiquen sus ideas, que las tienen y en muchos casos, muy interesantes. España es un país con un nivel medio más que notable. Y la prueba de la aceptación de nuestro cine en corto es la buena acogida en cuantos festivales internacional acuden nuestras producciones. Estuve en la última edición del festival de Clermont-Ferrand –la cuna del cortometraje mundial- y es verdad que siento un poco de envidia sana de los franceses, porque tienen un concepto de la cultura del que debemos aprender un poco. Siempre hay buenos trabajos en todos los países aunque me gustan mucho las obras francesas, la animación checa y los últimos trabajos polacos.
R: ¿Cómo crees que está tratado el cortometraje en España? ¿Qué festivales o pantallas destacas?
J: En España han mejorado los espacios de exhibición aunque todavía queda camino por recorrer. En “Miradas en corto” dedico un apartado a este tema y he notado que los medios han mejorado en su tratamiento a este formato. Por otro lado, hay un factor muy relevante con la llegada de las nuevas pantallas: se produce un cambio sustancial en el consumo cinematográfico, se pasa de un consumo colectivo a uno individualizado y eso, sociológicamente, es un elemento de relevancia. Es importante destacar a dos plataformas como Márgenes y PLAT (Plataforma de Difusión e Investigación del Audiovisual) porque acercan otro tipo de cine más experimental o vanguardista y abren un espacio de exhibición muy necesario.
En cuanto a festivales, me gustaría destacar la labor que realizan desde Cortogenia y Córtate, en el cine Capitol, lugar de encuentro maravilloso de gentes del corto. Además, han llegado otros festivales como Cortópolis, desde los cine Kinepolis que hacen de la exhibición de cortometrajes una espectáculo muy interesante. Desde luego, apoyaré siempre la labor de estupendos festivales de cortometrajes como el de Alcalá-Comunidad de Madrid (ALCINE), Medina del Campo, Huesca, la SEMINCI de Valladolid y en general todos aquellos que mantienen su compromiso firme con este género con identidad propia.
R: Dinos algunos autores que te parezcan imprescindibles del formato. Mójate.
J: Sabes que es complicado citar nombres. En este período he constatado un auge considerable del documental. Y en ese terreno, tenemos buenos autores como Sergio Oksman, Chus Domínguez, Samuel Alarcón, María Cañas, Lluís Escartín, León Simiani, Chema Arake y Hernán Talavera, Roger Villarroya y Ventura Durall, entre muchos otros que intentan dignificar un género que se compromete con el cine. En la animación, además de Marc Riba y Anna Solanas, me gusta citar a Coke Riobóo, cuyo último trabajo es estupendo, están, además, Juan Antonio Espigares, Isabel Herguera, Zoe Berriatúa, Luis Zamora Pueyo, Jossie Malis y otros muchos. Y respecto a la ficción, me gustan César y José Esteban Alenda, Andrés Sanz, Manuela Moreno, María Trénor, los regresos puntuales de Jorge Dorado, Koldo Almandoz, Rubén Torrejón, la mirada sugestiva de Javier Garmar y Gonzalo de Pedro, toda la obra –muy coherente- de Esteban Crespo y tantos otros que escapan al espacio de esta entrevista y a los que debemos todo el respeto del mundo.
R: ¿Qué futuro ves al corto?¿Hacia dónde va?
J: Soy muy optimista. Como he comentado, mantiene una fortaleza que abre nuevas vías de regeneración. Espero que los autores regresen al origen, es decir, a una mayor experimentación y que aprovechen la libertad que propicia un formato que escapa al control industrial. Desde luego, vaticino larga vida para un formato maravilloso.
R: ¿Hay más nivel en el corto que en el largo?
J: Siempre he comentado que las piezas cortas superan en muchas ocasiones la calidad de su -mal llamado- hermano mayor.
R: Háblanos un poco más de tu libro. Qué podrá descubrir el lector en él.
J: Además de conocer el panorama de este sector en el último lustro, el lector podrá repasar detalladamente las piezas que más han destacado y podrá leer el análisis detallado de 72 piezas de este período más 12 joyas de la historia del cortometraje nacional que he recuperado porque considero necesario reivindicar.
R: ¿Nunca te has decidido por dirigir un corto? ¿Y dar clase?
J: La verdad es que nunca lo he pensado. Escribir un guión, tal vez, pero es complicado. Últimamente he participado en un crowfunding para un corto. El tema de la formación es atrayente pero, por desgracia, dispongo de muy poco tiempo libre aunque no descarto nada.
R: Cuéntanos proyectos de futuro.
J: Pues de momento, disfrutar de la promoción del libro. Me han invitado a un par de festivales y participaré de nuevo de la emoción de transmitir mi estudio sobre este último lustro del cortometraje en España.
R: Por último...¿asistes mucho a festivales? ¿qué ambiente general ves allí?
J: Siempre que puedo, me gusta ir a todos los posibles. Es un entorno muy especial por el clima que se crea entre todos los participantes. Sin duda, es el espacio ideal de encuentro entre el emisor y el receptor. Y, desde luego, nosotros, los periodistas, también tenemos nuestro hueco para promocionar, en la medida de lo posible, las joyas de la creación audiovisual que se generan en nuestro país.
R: Un placer, máster. Gordote.
J: Gracias Raúl y felicidades por tus nuevos proyectos que también permiten acercar el cortometraje al público.
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