18 abril, 2011

¡Córtate! (parte II)

Después del pequeño manifiesto, toca repartir. Haciendo un juego de palabras digno de Bigote Arrocet voy a decir que no pienso cortarme (risas) a la hora de expresar mis opiniones y soltar spoilers a mansalva sobre los cortos.

La cosa va sin orden ni concierto... También quiero hacer notar desde el principio que el hecho de ser crítico con los cortometrajes no quiere decir en absoluto que no los admire, sino todo lo contrario.

El Descenso (Daniel Romero).


Uno de los "perjudicados" de la noche después de recabar opiniones fue el corto de Daniel Romero, no tanto por carencias técnicas como por cierta falta de punch a nivel argumental. Todo empieza en una carretera abandonada con un cierto aire a "Las colinas tienen ojos" o "La matanza de Texas" y un coche sin gasolina. Las dos protagonistas, Blanca y Susana (interpretadas por Bárbara Santa-Cruz y Ana del Arco respectivamente) se ven obligadas a recorrer esa carretera buscando, a priori una gasolinera, mientras descubrimos ciertas cosas sobre ellas y su situación.

El descenso funciona muy bien a nivel visual con una fotografía basada en tonos ocres y una ambientación bastante conseguida, coincide que la cámara al hombro no cansa demasiado como en otras ocasiones, sin embargo parece fallar en la gestión de expectativas. No acaba de quitarse de encima el momento "ahora pasa algo" o no acaba de crear la suficiente credibilidad en el giro de que no pase. No hay nada malo en que no pase nada, estoy seguro de que es algo buscado y funciona mientras se mantiene la incógnita de la situación, pero crea un lastre que al final perjudica el muy buen ambiente plasmado en el corto. Quizá por el subconsciente del espectador, que asocia el aura enfermiza que rodea la situación con algunas de las últimas versiones de algún slasher y que parece encajar en la escena del taller. El resultado es que todas esas reminiscencias acaban poniendo demasiadas trabas cuando "El descenso" quiere alejarse de ese esquema y buscar algo más introspectivo. La idea del concurso y la meta es muy buena metáfora, pero queda un poco sosa en comparación con lo que uno se va montando en la cabeza conforme se desarrolla el corto.

G (Diego Puertas)


G es una estupenda historia de humor con toques de negrura. Jose Luis Gil interpreta a G, un asesino a sueldo que se ve envuelto en una lucha interna entre traidores y topos por un lado y por su situación familiar en casa con su mujer (Maiken Beitia) y su suegra (Beatriz Carvajal), algo como una suerte de James Bond/Sopreano cañí. La capacidad para la comedia de Gil le convierte en el actor perfecto, con una expresividad fabulosa y esa capacidad de siempre parecer que está donde no debe, usada al extremo para sacar la sonrisa en casi todas las escenas donde aparece.

El cortometraje explota perfectamente la carta Gil para crear comedia en momentos inverosímiles y maneja la historia a muy buen ritmo, jugando un poco con la sorpresa en situaciones como la del hotel con la suegra y con diálogos muy bien resueltos en el uso de tópicos de espías dignos de la T.I.A. No solo es interesante la historia en sí, sino que la dirección de Puertas está a la altura con en la elección de encuadres y planos, trávellings bien elegidos y pequeños detalles técnicos como el movimiento de cámara a través del coche en el asesinato en el aparcamiento.

En la fiesta posterior al evento pude intercambiar palabras con Alejandro Pérez, aunque no sé si él lo recordará... :), responsable de algunos de los efectos visuales que aparecen en el corto (y de maravillosas teorías sobre el icono de REC, Japón y los paises del este) y que están estupendamente integrados, ayudando a la credibilidad del conjunto general.

Ukemi (Jorge Antonio Molina)


Pablo es un joven campeon de Judo atrapado entre un padre autoritario y la chica de sus sueños a la que dibuja. Esta simple idea da paso a un trabajo muy arriesgado visualmente que juega mucho con la posicion de cámara, seguimientos con snorricam, desenfocados, etc... y acompañado de un rodaje en blanco y negro con toques puntuales de color. Técnicamente es un trabajo impresionante, uno de los planos iniciales con Pablo en su versión infantil y los padres discutiendo de fondo en sombras, desenfocado, los giros de cámara que acompañan las llaves de Judo, todo conforma un ejercicio de estilo fabuloso.

¿La pega? Bueno, que el trabajo de realización se difumina un poco en la parte final por un desarrollo que se torna demasiado convencional. La historia chico conoce chica que aparece de repente no es capaz de mantener el nivel de riesgo tomado en el inicio con toda la parte de la relación parental, y aunque en general se integra bien en la historia y sirve como contrapunto, da un poco la sensación de haber caído dentro de una comedia romántica clásica. Hay que decir que este momento no logra empañar para nada el enorme trabajo tras la cámara, sin embargo crea una cierta sensación de esquizofrenia donde parece que dos directores distintos hayan rodado cada parte. El estilo arriesgado se merece un desarrollo arriesgado teniendo en cuenta que una de las moralejas conductoras del corto habla de aprender a lanzarse... "Si tienes miedo a lanzarte, no aprenderás a caer".

...Continuará

Pedro Pérez (aka Findor)

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