26 septiembre, 2007

Crónica Escorto '07




Un evento de esta índole está compuesto de multitud de aristas a explorar, de variados vértices que se unen a través de ellas con el objetivo de intentar conformar algo grande, porque de eso se trata: de dignificar un formato y celebrar a su alrededor una fiesta digna de mención. Este año, segundo, se trataba de la (necesaria) confirmación, de ese importante paso adelante que, sabedores de su riesgo, tomamos temerosos pero empeñados. A la hora de realizar una valoración hay que tener en cuenta, por tanto, la ambición de mejorar y, por ende, el riesgo implícito que ello conlleva, sabiendo perfilar en la medida más justa posible cada una de esas “caras” presentes en el festival.

En lo que sigue, trataré de desmenuzar la historia de esta segunda edición, que no ha sido poca, dejando entrever (siempre bajo mi particular punto de vista, pero intentando aproximarme a ese concepto tan mítico que es la llamada objetividad) el grado de pulimento de las citadas aristas festivaleras.


DÍA 1, MIÉRCOLES 5 DE SEPTIEMBRE

Todo comenzó de manera bastante precipitada, al menos para mí. Tras los rápidos y esperados reencuentros con los siempre atentos pero concentrados y trabajadores Cerezo, Coti (directores) y Méndez (ayudante de los mismos), y con unos primeros instantes de apasionada charla cinéfaga en compañía del sabio Carlos Díaz Maroto (jurado de sección oficial), su inseparable compañero Luis y el gran J.P. Bango (crítico y jurado de spots), nos disponíamos a disfrutar de las primeras proyecciones de Escorto’07, pero antes quedaba pendiente una labor: el boletín. Corrían los primeros minutos del festival y corría yo intentando dar a luz a un primer número de esta iniciativa diaria (abordada en indeseada urgencia y junto a la primorosa ayuda del amigo J.P.) que tenía como primordial objetivo servir de ayuda a que los asistentes al evento lo conocieran y, en consonancia, disfrutaran un poco mejor. El desconocimiento y la falta de preparación al respecto de la conserjería del centro propiciaron que servidor se perdiera la presentación oficial y, por si fuera poco, no pudiera constatar la maestría del primer corto exhibido, Avant Petalos Grillados, pero por suerte el DVD reparó tal falta, y no hizo más que confirmar las ávidas alabanzas escuchadas previamente para esta suerte de marcianaza alucinatoria enmarcada en los parámetros de la ciencia-ficción más freak. Sin duda de lo mejor del festival.



Una vez dentro, a disfrutar de la función. Cinco cortometrajes más a concurso, entreverados por la gracia ocasional de algún spot, así como por la inicial “corrección” de Álvaro Manso, presentador diario que se iría soltando a medida que transcurriesen las horas y los días. Estas primeras películas, bañadas en una enriquecedora temática social de fondo, suponen un buen síntoma de lo que depararía la sección oficial: trabajos bienintencionados y, en general, correctamente realizados, pero sin traspasar esa definitoria línea que separa lo remarcable de lo puramente mostrativo. Así, nos sorprendimos para bien con la muy estimable y entrañable La parabólica (merecidamente ganadora del segundo premio); nos vimos oprimidos y enclaustrados en la hostil, difícil y (muy) triste Tras las puertas; aprendimos y entendimos un poco mejor realidades paralelas, tanto en lo moral como en lo loablemente formal, con Lo obvio y lo obtuso; sentimos la dificultad y cochambrería de la adopción en El pan nuestro; y, por último, comprobamos de primera mano cómo un tema de tan lamentable actualidad y sensibilizador de conciencias como es el maltrato a la mujer, puede ser fallido en su puesta en imágenes por el intento de impacto en el espectador mediante un giro tramposo.

Aliviador descanso tras tan sensibilizadora sesión temática, aprovechado para distribuir el mencionado y trabajoso boletín para, minutos después, disponernos a contemplar y charlar acerca de dos obras de imprescindible reseña en el festival. Primero, la inefable Un perro andaluz, del maestro Buñuel; después, la sorprendente e inmerecidamente oculta Garabatos, de Angelino Fons. Sobre la primera, poco que decir que no esté ya dicho y que no quedara mencionado durante el posterior y siempre interesante debate. En él, los cuatro miembros del jurado presentes ese día en el certamen (un profundo conocedor cinematográfico como es Tonio Alarcón, profesor y crítico de cine; la “enciclopedia con patas” -en feliz definición del anterior- Carlos Maroto, escritor cinematográfico; el experimentado director Angelino Fons, que posteriormente también nos aclararía sobre su citada película; y Antonio Pérez Reina, montador profesional que dio razonadas muestras de ser un extraordinario comunicador más allá de esa su encomiable labor) se encargaron de la necesaria contextualización de la obra en su época y corriente artística, ayudando así a “comprender” un poco mejor la misma al público, pero dejando claro, por otro lado, que como espectadores, deberíamos ser capaces de abstraernos a la historia contada para dejarnos arrollar por la propia fuerza intrínseca de las imágenes, algo a todas luces imprescindible en una vanguardia tan oblicua como el surrealismo; sin embargo, también quedó revisado el hecho de que esto resulta poco menos que una utopía en los tiempos y espectadores de hoy día. Tras tan compleja obra, otra muestra más de transgresión en el lúcido y corrosivo cortometraje de Fons, más sorprendente y plausible aún si tenemos en cuenta su realización en pleno franquismo. Una pena que no esté más visto; todos quedamos maravillados.



Fin del día, y a cenar, que hambre había. Y, con ello, a volver a comprobar una de las mejores bazas del festival: sus comidas y el forjamiento, en ellas, de unas agradables, espontáneas y estupendas charlas de toda índole -aunque, sí, mayormente cinéfilas-, rodeándote de gente a la que poco o nada conoces y descubriendo, así, que esto une… ¡y de qué manera!

DÍA 2, JUEVES 6 DE SEPTIEMBRE

Comienza la sección informativa. Comienza el segundo día. Tras la experiencia del primer año, era de esperar el ver cortos que resultasen, como mínimo, interesantes en esta muestra, y la previsión se cumplió a lo largo de los tres días restantes, especialmente en el último, reservándonos para entonces la programación alguna(s) joya(s) de indiscutible valor; pero centrémonos en este segundo día. Al acabar la proyección de los tres cortometrajes exhibidos quedó un silencio en la sala, un momento de pausa donde reflexionar sobre lo visto, porque fue una mañana triste, bien llamada “de los malos rollos” por mi compañero de butacas, el bueno de Tonio Alarcón. Y es que fueron tres piezas de una infeliz unidad temática: las relaciones personales (de pareja o familiares), llevadas al extremo de la crueldad -muy innecesaria al final, por cierto- en Propiedad privada, con un gran mérito en nuestro sufrimiento debido a la portentosa Natalia Dicenta; del engaño y su resignada asunción en Miramar St; y del desapego e insolidaridad en la bien realizada Distancias.

Tocaba, pues, alegrar el espíritu, y la cafetería de la estación siempre es un buen lugar para ello a través de una apetecible (que no del todo degustada, desayunar pasadas las 11 es lo que tiene…) comida. La digestión brillaba por su ausencia en el festival, ya que la sangre corría hacia los dedos tan rápida como estos mismos eran capaces de teclear sin piedad. Por suerte, si son dedos (y mentes) tan ágiles como la de dos expertos tales como Tonio Alarcón y Carlos Maroto, aquéllo no debería suponer ningún problema, y así fue. El segundo número del boletín subía, así, de caché, y Bango y yo tan contentos y agradecidos con los amables y eficientes nuevos colaboradores. Bueno, yo no tanto: mis manos (pero sobre todo mi mente) se mueven mucho más despacio, por lo que mi sufrimiento delante de la pantalla del ordenador no se vio “recompensado” hasta el día siguiente.

Pero no pasa nada, la tarde terminó de alegrarnos. Los programadores de Escorto tuvieron a bien moldearnos a su antojo este año, y si por la mañana eran malos rollos, ahora, al revés: ¡diversión!; tarde de juegos -con un distinto nivel de significación y relevancia, obviamente- en forma de cortos. Simpatía juguetonamente picante en Equipajes; “juego” de pareceres e impresiones actorales en la repetitiva y alargada Casting; irreverencia mimética con objetivos evasivos de la cansina realidad vista en Ludoterapia; crítica social embadurnada con una feliz inventiva visual, con la inmigración y un niño como telones principales, todo ello enmarcado en una mal lograda “stop-motion”: El viaje de Said; profunda reflexión de la soledad y sus consecuencias disfrazada de aparato sexual con Elena quiere; y, por último, relegado al final para que el bueno de Iván Sáinz-Pardo nos regalase una sorprendente aparición casi mística en medio de la sala, La marea, corto que probablemente no valore en su justa medida dada mi admiración hacia su mencionado director y esas sus formas tan extrañadas, crípticas, lynchianas y sin embargo tremendamente significantes, sabiendo jugar con el espectador instándole a descifrar el enigma oculto de sus imágenes, pero que me pareció rayó al más alto nivel de competición oficial.

Más tarde, Mirindas asesinas, clásico de Álex de la Iglesia que logra inquietar y hacer reír a partes iguales, y que sin duda sale beneficiado de su pobreza económica a través de esas imágenes en tal mal estado, lográndose una ambientación certera. Pocos detalles del corto nos quedaron por conocer escuchando el monólogo de Jorge Guerricaechevarría -guionista del trabajo y habitual del director-, ya que fue él quién habló prácticamente todo el tiempo durante el coloquio, quedando los restantes miembros de la mesa relegados a un claro segundo plano. Pero no importó, porque hizo gala de una saludable campechanía, provocó risotadas mediante la locución de anécdotas varias y nos dio a conocer un poco mejor cómo es el trabajo de un guionista en su relación con el director y la película final. Además, como buen creador de historias, nos hizo aprender terminología: el “hasbeen” causó impacto inmediato en el respetable.



Posteriormente, algunos pudieron seguir disfrutando de su dicharachería en el restaurante en el que cenamos. Otros tantos nos ocupábamos en deleitarnos con la “nueva cocina” y sus exquisiteces. Y, mientras tanto, otros muchos se limitaban a sufrirla con resignación, sacando partido de algún buen trozo de tortilla que calmase su ansia. Fue precisamente en esos momentos tan variopintos cuando tuve la oportunidad de comprobar “in situ” el hondo pozo cinéfilo de un gran tipo como Roberto Alcover Oti, crónico y crítico del festival, que acudió ese mismo día con tremendas ganas de ver y descubrir; así como constatar la amabilidad y delicadeza de Lía, secretaria de Escorto y pareja del anterior.



DÍA 3, VIERNES 7 DE SEPTIEMBRE

Cansancio. Ésa es la sensación que siento tras levantarme esta mañana, pero me temo que no es sólo mía, el compañero de habitación J.P. está aún más “zombie” que yo; sin embargo la culpa es de los dos y del propio festival, que da pie a comentar alegremente la jugada hasta altas horas de la madrugada… No obstante, las ganas siguen muy en alza, por lo que, una mañana más, nos disponemos a realizar el consabido recorrido centro cultural-estación, estación-centro cultural para reponer fuerzas y abordar el último día de exhibiciones a concurso. Entretanto, hay tiempo para reparar en la inusitada confrontación de camisetas frikis de algunos de los que allí nos damos cita, así como para inmortalizar esos momentos.



Una vez en nuestro particular templo festivalero, el centro cultural, asistimos a la segunda ración de sección informativa. Tres nuevos cortos, lamentablemente vistos en familia (prácticamente en su totalidad escortiana) y muy diversos, sin duda. Se opta por modificar el orden de exhibición, anteponiendo Madres al previsto Reciclaje. Después, lo comprendo: somos testigos de ¡23! minutos verdaderamente difíciles de aguantar en este “corto” absolutamente fallido, un intento de homenaje a la maternidad hecho con un estilo que no puede ser menos acorde al fondo, y con una realización muy deficiente (planificación, encuadre, enfoque… me resultan muy desafortunados); provoca deserciones, y la mía no se consuma por puro compromiso. Reciclaje, sin embargo, siendo mucho menos ambicioso y costando menos dinero logra lo que se propone, de alguna manera inquietar y, un poco, hacer pensar al espectador con esta historia de despojos humanos y malsanas imaginaciones arriesgada en la(s) pantalla(s) y claramente inspirada en Cabeza borradora, de Lynch. Presentes en un ambiente algo revuelto en el público (en lo que colabora de manera no poco decisiva la proyección del spot Cerezo vs. Niñato, con escapada fugaz de aquél) llegamos al último trabajo programado antes de irnos a comer: Perpetuum mobile, una nueva demostración de que informativa esconde gemas a descubrir, en este caso a través del contraste animado de la vitalidad de un niño frente a la parsimonia de unos autómatas, con genial cita final de Da Vinci. Pero aún hay tiempo para una estimulante sorpresa final: la proyección del intimista y reflexivo Conciencias, cortometraje de uno de los directores de Escorto, Coti.



Mudamos localización de avituallamiento y, en consecuencia, recorrido. Y tras los primeros instantes a muchos no nos parece una buena idea, vista la acritud de cierto camarero, pero, poco a poco, a medida que descubrimos el forjamiento de su estatus de “personaje” (constatado definitivamente al día siguiente) y que los guisantes entran sin mayor problema, nos decidimos a seguir pasándolo bien charlando desenfadadamente, esta vez en compañía de los responsables de la magnífica imagen del festival, los alegres y habladores Álex Alonso y Cristóbal Garrido. Al mismo tiempo, observamos los restos de diversión del día anterior: caras fatigadas, ojos bien rojos, conversaciones anecdóticas regadas de euforia,… prueban la llegada del sector más festivo (Refo, Iván Sáinz, Juanjo Iglesias…) al certamen, animando aún más si cabe el cotarro.

Deshaciendo el nuevo camino (por suerte todas las distancias eran cortas) nos encontramos, otra vez, en el centro cultural. Toca tercer número del boletín, aquél con el que se terminaron de confirmar, de manera clara, las dificultades de su realización. Sufro, literalmente, para rehacer mi artículo del día anterior y adaptarlo al nuevo día, todo ello en un tiempo limitado por la necesidad de revisión, maquetación junto a los restantes textos (excelentes Tonio, Carlos, Oti, Luis y, obviamente, Bango, en su adaptación a las contrariedades y en sus resultados; agradecido me hallo) y, por supuesto, impresión. Ésta, irremediablemente, queda relegada a cuando restan escasos minutos para el comienzo de la gala diaria, pero, ¿qué ocurre si, sólo faltando ese último paso y después de todo el estresante trabajo anterior, el conserje te dice que hoy no se puede imprimir en color porque existen “otras prioridades”? Supongo que la solución menos enervante es la resignación y aceptación de su tirada en blanco y negro. Así que dejamos la tarea pendiente al señor (no sea que me fuera a ocurrir lo del primer día) y entramos de lleno a la intensa tarde que nos aguarda en el interior de la sala oscura.

Con un Manso igual de corrosivo y eficaz que los días anteriores pero con un superior tino en la gracia, y rodeados de un cada vez mayor gentío, comienzan a sucederse los últimos cortometrajes a concurso, como siempre acompañados de los spots (en general, muy superiores a los del año anterior -y quiero relevar, principalmente, los finalistas-, confirmándose una de las bazas más simpáticas y laudables del festival), aderezado todo, en esta ocasión, por los bellos solos de piano interpretados por una nerviosa pero delicada joven:



Lo importante es saber valorar en su justa medida las ganas e ilusión de un niño frente al intento de seriedad de un ofuscado Resines; Padam… (a la postre sorprendente ganador del premio del jurado) denuncia la dificultad de relación y comunicación, enmarcada en prejuicios raciales, sobrellevado por su tono de comedia y la buena (y premiada) caracterización que Ana Rayo realiza del excesivo e irritante personaje femenino; Violeta, la pescadora del mar negro hace gala de una malsana e indeseable atmósfera, explícitamente fea y desagradable, sin concesión a la esperanza en un marco vital donde no puede haberla, con un argumento justamente sencillo ya que aquí son las desoladoras imágenes las que proporcionan sensaciones, todo ello a través de una animación no del todo clara que aumenta la sensación de desasosiego en el abrumado espectador; entre los tres mejores. Con Temporada 92-93 se lastra un buen tema como el de las pasiones futboleras debido a una premisa de los más estúpida y absurda; del esperado y siempre solvente Sánchez Arévalo y su Traumalogía salgo muy decepcionado, ya que sólo alcanzo a ver un tumultuoso y desconcertante popurrí de sentimientos personales en forma de tragicomedia mareante, aunque el primer premio de Escorto bien contradice mi criterio; por último, y situado en medio del contraste de sensaciones ofrecidas por un indiferente Carlos Maroto y un ilusionado y expectante Jose Manuel (buen amigo que quiso descubrir este día qué se esconde tras el festival), nos exponemos a Garto, como bien se comentó después: un estupendo vehículo promocional donde quedan patentes los logros de una exquisita animación a costa de no contar absolutamente nada.



Descanso. Comienzan a verse por el hall algunas de las caras conocidas que posteriormente tomarán parte en el debate; sin embargo, nuestro cometido ahora es repartir el pendiente boletín. Pero permítanme añadir otras preguntas a la formulada anteriormente: ¿qué ocurre si, cuando vas a por el esperado taco de papeles, de ochenta folios, te dicen que ya ha sido dado a otra persona? ¿Y si el co-responsable de la publicación, Bango, te dice que a él no le han dado nada? ¿Y si la dirección del certamen tampoco sabe nada? Es más: ¿cómo reaccionar si, más tarde, te enteras de que realmente el texto nunca se llegó a imprimir? Inevitablemente, se apodera de ti una triste pesadumbre por un trabajo que lleva detrás una importante y esforzada colaboración desinteresada por parte de gente ajena pero totalmente predispuesta y amable.

Empero, un día tan importante y con tan relevantes visitas no puede ser empañado por, entiendo, semejante cuestión paralela, por lo que, sin mayor inconveniencia, seguimos adelante. En primer lugar, con la proyección de tres piezas de los respectivos contertulios de hoy: la insoportable sesión sensiblera y causante de malestar -no sólo psicológico- de Huellas, de un sobrado Liberto Rabal, que tuvo la soberana desfachatez de presentarse en el escenario con una litrona (curioso ¿y elocuente? contraste con el intento de concienciación presente en su trabajo), demostrándose así, a las claras, los evidentes riesgos que se corren al invitar a determinadas “personalidades” que, no obstante, pudieran ayudar a dar un mayor renombre al festival. Después, el logrado ejercicio de agobio y negrura presentes en El tren de la bruja, el interesante trabajo del magnífico Koldo Serra, para, por último, ser testigos de la irreverencia y poder de sintonía con el respetable por parte de Nacho Vigalondo y su Choque. A continuación, y como última actividad del día, un lema a todas luces atrayente para el debate: “Del corto al largo”, expuesto por los anteriormente citados (y excitados sobre la mesa, por vicisitudes pseudoparanormales relacionadas con las botellas de agua). Siempre es enriquecedor escuchar, de primera mano, testimonios y opiniones de los que en mejor posición están para hacerlo (visto el tema), y desde luego se aprende; sin embargo, a la salida de la charla, tuvimos la sensación de que podría haber dado mucho más de sí, sobre todo si los que estuvieron ahí arriba hubieran lucido algo de la siempre necesaria autocrítica, puesto que así la comprensión de la situación actual en el mundillo hubiera sido global. Como fin de fiesta, la estupenda sorpresa de Nacho enseñándonos su corte… de pelo.



Dispuestos ya a amainar el severo trajín de hoy, siempre hay tiempo, antes, para dedicar un cordial y escondido saludo a Radiocine, medio de la tímida pero incansable y buena compañera Eva, así como para terminar rematando la faena con la experiencia Lynch más explítica de todos los días (como véis, no soy yo el que persigo al tipo, sino el tipo el que me persigue a mí). Contarlo sería impropiamente desmerecedor -e injusto- de tal honor, por lo que lo dejo al recuerdo de los que a mi alrededor lo ¿vieron?



DÍA 4, SÁBADO 8 DE SEPTIEMBRE

Es sábado, y nos enfrentamos al último día del festival. Circunstancias propicias para vivir un gran día; no fue menos. La mañana que comienza a augurar, en forma del corto maestro de Escorto’07 para el que esto suscribe: For(r)est in the des(s)ert: una historia de lo más extraña en su estilo, extraordinariamente sugerida, increíblemente plasmada, magnéticamente oculta tras el bosque de sus hipnóticas imágenes, que viene, en el fondo de todo, a hablarnos frente a frente de la eterna soledad y el desesperante inmovilismo del ser humano; absolutamente fascinante, e incomprensiblemente fuera de sección oficial. Antes de semejante shock, las ilusiones y leves virtudes de Con lengua; después, otra verdadera maravilla: Vestido nuevo, donde se nos narra, más allá de la incomprensión adulta hacia los niños, una delicada, tierna, significativa y lúcida pequeña mirada a la irracionalidad en la que estamos inmersos, revestida de una loable crítica hacia los valores establecidos. Y culminando la estupenda sección informativa de este año (este último día, por cierto, presentada por una inesperada y solvente Lía López), una sorpresa en forma de prueba de pantalla para el corto 1.212, de Nicolás Alcalá. Se trataba de que el público presente valorase, rellenando una hoja a tal efecto, el inacabado trabajo; seguro que ayudará al realizador a mejorar. Para acabar la reseña de informativa, únicamente lamentar la escasa presencia de público, una auténtica pena considerando las elevadas posibilidades de disfrute expuestas.

Durante el mediodía se continúa celebrando, a su debida manera, el fin de fiesta. Como al lado de un sencillo y simpático Koldo Serra, y los que estamos alrededor nos reímos un rato: ¡llegó la hora del camarero bipolar! Ese extraño y poco agraciado señor, con sonrisa maquiavélica y pose turbadora, que goza de su merecida reseña en la intrahistoria del festival. No hay más que ver y comprobar:



No podían faltar a nuestro alrededor, como se ve, el bonachón Domingo, profesional fotógrafo del festival y mejor persona aún (y sin cuya inestimable ayuda en forma de portátil hubiera resultado imposible la realización del último boletín), y no muy lejos suyo, Eli, el entrañable realizador del making of, siempre cámara en mano robando estos y todos aquellos momentos únicos vividos. Mientras, a Raúl Méndez “Sombra” se le ve sonriente, y aprovecho para cuestionarle acerca de los rumores que dicen que subiré a dar un premio; él se sonríe aún más, y a mí los nervios me empiezan a repicar considerablemente…

Poco después de la comida, Bango y un servidor tenemos un encuentro con la amable concejala de cultura, en el mismo ayuntamiento, lugar donde se imprimirá el último número del boletín. No había tiempo para más, ya que la gala se nos echaba encima, así que -esta vez sí-, cogemos el buen taco de hojas bajo el brazo y marchamos al nuevo emplazamiento, la “Casa de ejercicios San José”, nombre propicio para algún buen chiste propinado por Álvaro Manso pero, sin duda, un lugar ideal para celebrar la esperada gala de clausura.



Mucha gente (¡por fin!), mucho ambiente, algún correteo que ultimaba preparación, y la gala que comienza. Una pieza con un reconocible compañero Asensio (realizador de vídeos y montaje de los mismos para el festival) nos invade, y me sorprende su buen hacer como actor; se trata de su spot para el festival, siempre tan correcto como todo en él. A su finalización, sale a escena una joven y bella presentadora, que me temo no puede ser la transmutación de sexo de Manso, sospecha que se confirma cuando éste aparece alocado encima del escenario caracterizado como repartidor pizzero (¿es famoso?), y es que en esta ocasión, y en perfecto complemento a la profesionalidad y buen hacer de ella, él jugaría el papel de showman más variopinto a lo largo de la función, labor en la que supo desenvolverse a sus anchas:




Después tuvimos tiempo, a lo largo de la extensa gala, de ver de todo. En este punto, la proyección de tres trabajos de los chavales del Taller de cine Escorto, un buen premio para esta loable iniciativa llevada a cabo por el inquieto Eduardo Cardoso (además, jurado de spots y moderador de alguno de los debates). Más tarde, los logrados spots de los tres máximos responsables del certamen, con un Raúl Cerezo algo más venado de lo normal, y un Coti y “Sombra”, en contrapunto, pausados:



Cómo no, también vimos los doce spots finalistas, y votamos nuestro favorito; y, por supuesto, la entrega de los 22 premios de Escorto’07 (ver palmarés), uno de ellos el sorpresivo y merecido reconocimiento honorífico a Angelino Fons, algunos otros sorprendentes en sí, muchos de ellos con algún percance en el trofeo. Todo lo anterior, no se olvide, acompañado por la agradable música de Nazan Grein, que amenizó de grata manera el evento.



Y, hablando de música (y no dándole mayor importancia al mejorable sonido ambiente presente en la gala, porque todos disfrutamos igualmente), Javier Batanero, miembro del jurado el año anterior, también se marcó una “canción de autor”, para descacharre (o estupefacción, depende de quién) de los presentes. Finalmente, con todos los premiados sobre el escenario, se clausuró la gala:



Y así se llegó al final oficial del festival, con un último cocktail en el exterior donde intercambiar impresiones y felicitaciones finales, despedirse de algunos, e invitarse a la juerga posterior con otros… u otras (alguna ventaja adicional tenía que tener ser jurado de spots y entregar uno de los premios -por otra parte, menos sufrido de lo esperado- a cuatro simpáticas chicas, del spot Flash Escorto). Luego, durante la misma, quedó clara la importancia de llevar una camiseta bonita, ya que ello puede dar pie a insospechadas conversaciones con desconocidas de lo más sugerentes. En el final último y verdadero, antes de irnos a descansar al bungalow por última vez, algunos lo pasamos muy bien siendo testigos de la socarronería y buena jocosidad de un enorme tipo como Refo, exultante por su premiado spot, acompañados también del afable Dani Romero (premiado también por el suyo), así como de muchos de los que contribuyeron a que este festival saliese adelante; ellos saben quiénes son.


CONCLUSIÓN

Como dije al principio, y como he tratado de reflejar a lo largo del texto, se pueden extraer diversos niveles de lectura de Escorto’07, pero sin duda se ha crecido respecto al primer año. Y esto queda reflejado desde el mismo hecho de tener un día más, plasmándose así la meritoria dedicación y planificación de la que han hecho gala la dirección y organización del festival, pasando por la elevada selección de ponentes e invitados al certamen, así como en la interesante aunque (y, esto es una opinión absolutamente personal) no notable muestra de cortometrajes a concurso, y llegando hasta la extrema atención prestada en todo momento a todos los ámbitos, entendiendo que es prácticamente imposible cuidar determinados aspectos menores, dada la envergadura de la propuesta global.

Y como la Vida en Escorto no sería la misma sin su Gente, no puedo terminar sin dejar de agradecer a esas personas que lo han hecho posible gracias a su trabajo y buen hacer, desde los de más arriba hasta el último de abajo, sin personalizar, porque estamos todos. El ambiente vivido fue inmejorable, y en esas condiciones difícilmente puede salir algo mal, porque vas en volandas impulsado por el feliz viento del compañerismo y la amistad. Ahí radica gran parte de la grandeza y mérito de este festival. Nos vemos el año que viene.

Texto: Roberto García-Ochoa Peces

8 comentarios:

Nicolás Alcalá dijo...

Me gustaría dar las gracias desde aquí a Raúl, Coti y a Escorto y El Zoom (bendita casa de acogida, ya casi casa propia). El pase de 1.212 nos sirvió para aclarar muchas cosas, y entre otras, para saber que el corto pecaba de largo y que le sobraban, nada más y nada menos, 6 miutos. Ha sido remontado y en breve andará dando guerra en festivales.

:)

Gracias a todos!

Dani Lebowski dijo...

¡Enhorabuena por la crónica!

Y por ser capaz de sintetizar tanta diversión en tan poco espacio.

¡Hasta el año que viene Escorto!

Tonio L. Alarcón dijo...

Felicidades por la hazaña de reducir tantos acontecimientos y tantas sensaciones en un espacio tan breve. He disfrutado mucho la crónica.

¡Un abrazo, Roberto!

Anónimo dijo...

¿qué sería de Escorto sin esa matinal poblada con 1212?

¿qué sería de Escorto sin la profesionalidad de Quiero la cabeza de Fernando Moreno?

¿Qué sería de Escorto sin el admirado por todos: Tonio L. Alarcón?

¿Qué sería de Escorto sin crónicas como ésta?

Anónimo dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios, chicos, siempre son de agradecer. Aunque me sorprende que alabéis el tema del espacio; cuando la terminé pensé que igual era demasiado larga, si bien es cierto que son muuuchos acontecimientos e historias para resumir.

¡Un abrazo!,

Roberto García-Ochoa.

Anónimo dijo...

me parece una gilipollez oir que cabeza borradora tiene algo que ver con el corto de reciclaje, sinceramente

Anónimo dijo...

Sí, lleva razón, en realidad quería asemejarlo a "El hombre elefante", reparé en ello una vez se subió; ha sido un despiste. En cualquier caso, calificarlo de "gilipollez" tampoco me parece apropiado.

Gracias por el apunte, señor anónimo. Espero que, por lo demás, la crónica haya sido de su agrado.

Un saludo,

Roberto García-Ochoa.

Anónimo dijo...

Magnífica crónica.
Siempre es dificil condensar las vivencias de varios dias en "solo" unas líneas, pero ha conseguido transmitirnos el aire que allí se pudo respirar.
Un saludo. J.M.Arcos