20 junio, 2010

Dioses y monstruos.






Film coral bañado de una extraña épica, planteado a la manera de los relatos de ascensión-caída rodados por Scorsese y guionizados por Schrader a mediados de los 70 u 80, el elenco está realmente brillante, cada actor con una mirada o expresión fisica nos transmite toda una historia detrás.

Julian Moore y Heather Graham realmente parecen actrices porno ( un porcentaje debido gracias a la maravillosa dirección de arte que nos hace un revival del horterismo de aquellos años) con mucha más sutileza que el mero hecho de poner cara de zorra, Whalberg nunca en su vida estuvo tan bien, su trabajo va en la línea de lo que hizo Stallone en Rocky, solo que mientras uno se líaba a puñetazos en el ring este se lía a pollazos sobre camas de agua.

Me ha chiflado como va evolucionando el personaje, algo acojonante de un tipo que era modelo de gayumbos, cosa que hasta se parodia en el film, o como de un chaval de 17 años de clase obrera llega a ser una megálomana porno-star con disfunción erectil, esos andares chulescos, esas llaves de karate... de hecho, hace una interpretación naturalista de como sería el día a día de un mal actor porno de los 70.

Es increíble todo lo que llega a transmitir el patético personajillo que encarna William H. Macy, se puede decir que es una metáfora de lo que fueron los 70, un tipo que recibe a bocajarro las infidelidades de su mujer y que nadie se toma en serio, mola como parece que su interpretación este desincronizada del resto del reparto, réplicas que quedan en el aire, llaves que se caen al suelo y que se toma su tiempo en plano para recojer, todo el esqueleto central del film es recogido en un enormerrimo plano secuencia que va de la habitación con su mujer folleteando, salida hacia el coche, vuelta, asesinato y suicido cerrando plano, claro, la muerte de los 70.

Los planos secuencias de la peli son todos acojonantes, ya es célebre el que abre el film, que comienza con una camara en posición lateral sobre un neón con el título del film, y que va haciendo un barrido aéreo hasta el club, y ya en el interior se nos va haciendo una presentación de los personajes, un Luis Guzmán como cicerón de la ruta del mal nos muestra el camino por el wonderland del porno, entre los que destaca un Burt Reynolds con pinta de estar a vuelta de todo pero que aún espera su mejor momento como cineasta, el encuentro de miradas (mientras suena el "Sunny" de Boney M) y conversación posterior con whalberg es uno de los mejores momentos del cine de los 90.

El personaje de Eddie Adams vive una vida ficticia rodeado de posters en su habitación, de hecho él aspira ser uno de los tipos de la pared, su narcisismo frente al espejo es equiparable al de De Niro en Taxi Driver, va ser un personaje al que cíclicamente lo van a despertar a hostias a lo largo del film, en primer lugar su desequilibrada madre destruyendo sus ilusiones "no eres nada, porque eres demasiado idiota", su huída de casa es dejar atrás la infancia y adentrarse en el mundo adulto.

Hay un corte de montaje con la puerta de la madre cerrandose y un sonriente Reynolds abriendo otra acogiendolo en su nueva familia, a su vez Julian Moore es la madre: ella pierde a un hijo por no estar atenta al telefono, mientras que con un juego de miradas el espectador sabe que
va a acoger en su seno a Eddy, de hecho, es ella la que lo desvirga en la industria y previamente hay una conversación llena de dobles sentidos que es una declaración de lo que es ella y de lo que desea ser él, sobrepasado las expectativas con éxito: se llega a correr dos veces para el equipo.

No querría olvidarme el reseñar la importancia de las fiestas en la piscina, en mi humilde opinión tienen una importancia similar al que otorgaba Kubrick a los bailes de salón en "El Resplandor": un reflejo del estado de ánimo de los personajes, si en la citada The Shining podíamos comprobar como el deterioro mental de Torrance aumentaba como a su vez crecía la afluencia de gente al salón, aquí Anderson recorre el camino inverso, comenzamos con unas fiestas en su apogeo, con chicas, sol y coca, en realidad todo lo que desea un adolescente, para ir despojandolas de glamour (ya hacia el final de la primera hay un aviso en forma de sobredosis dedicado de cara al productor que será condenado por pederestia y que propiciara el fin de todo)
Para más tarde dar paso a la amargura y la impotencia, Eddie adopta el rol de Dirk Diggler y nunca más será aquel chaval inocente, en la última fiesta no hay nada, solo es un trabajo y como no consigue una erección tiene miedo a ser sustituido por un reflejo de lo que fue el mismo, lo cual produce el enfrentamiento con su padre Reynolds o dios, y la expulsión de la paraiso.

En el último tramo del film todos los personajes tocan fondo, como ocurría en los dípticos mafiosos tipo Goodfellas o Casino, los demonios que esperaban agazapados asaltan a los atribulados personajes que a su vez estan tan llenos de coca como para tomar una decisión acertada, de hecho, algunos ni siquiera llegan a consumir coca sino algo que lleva moqueta o espina de pescado, volvemos al juego de apariencias como con los nombres falsos, hasta usan un señuelo con sacarina para engañar a un pasadisimo camello que encarna a un dios malvado y vengador, el único personaje realmente puro que llega a ese punto del film (Don Cheadle), el otro sería Macy que no llega vivo, se ve contaminado por su entorno y le niegan el crédito para abrir un negocio que le sacaría de esa industria moribunda, pero que en brillante "deux ex machina", con el juego del azar que exploraría más tarde en Magnolia, consigue el botin de un atraco en el que todos los presentes mueren.

El personaje de Whalberg es un idiota que no ve las señales, como esa reveladora imagen religiosa que le alerta que por menearsela para un pavo desconocido va a recibir un paliza que le deja casi muerto (me encanta la dignidad con la que pregunta: ¿sabes quien soy?), concatenada en prodigio de edición con un palizón que le arrean Reynolds y Rollergirl a un pobre tipo que tuvo la insensatez de llamarla por su nombre, otra vez los nombres falsos.

El último tramo de film es el más convencional debido al guión, se quieren cerrar muchas tramas y se patina un poco, pero que funciona a la perfección como prodigioso corto de acción de la era Tarantino, todo lo que acontece en la casa del camello con esa colección de temazos de los 80 es pura emoción sin cortar, empezando por ese Alfred Molina en batín obsesionado con el orden que deben llevar las canciones en las cintas de cassette, "tiene más armas y más coca que el mismo dios", llegan a decir, pero no es un dios tipo Jack horner cineasta, sino que es uno vengativo y exterminador, tenemos un plano de la cara de Whalberg de unos minutos mientras Rick Springfield le manda señales en forma de canción :

I'll play along with this charade
That doesn't seem to be a reason to change
You know I feel so dirty when they start talking cute
I wanna tell her that I love but the point is probably moot
'cause she's watching him with those eyes
And she's lovin' him with that body, I just know it
And he's holding her in his arms late, late at night


Cuando quiere darse cuenta ya es demasiado tarde porque el inestable personaje de Thomas Jane ha tomado el control de la situación, ahora es cuando los tres vuelven a ser expulsados del paraiso o aniquilados, en su huída, en este caso el coche es una clara alusión fálica, lo que en su día fue su mayor orgullo hoy ni siquiera le puede sacar del atolladero.
En la inercia de su espantada (John C. Really desparece en tiroteo para reaparecer al final convertido en mago y Jane ha muerto) acaba en la puerta de Jack, es el momento del perdón y la redención, la vuelta al hogar de donde nunca debió salir, en posición fetal llora sobre el regazo de su madre adoptiva.

En un breve epílogo mientras suena un glorioso "God only knows" con chasquido de vinilo incluido, se van cerrando todas las trayectorias vitales de unos personajes que alcanzan sus metas y otros son despojados de su orgullo y castigados, la piscina ya no alberga más fiestas, un socarrón Jack se pregunta si el niño se meará en la piscina, la piscina representa su orgullo y una forma de vida hedonista desterrada y que debe ser respetada.

Whalberg recita su monólogo frente a un espejo esta vez natural y sin titubeos, esta lleno de significado y conclusiones, como lo fue el de La Motta al final de Toro Salvaje, ademas de desnudar su alma desnuda su cuerpo y nos enseña donde reside su talento, suena la fanfarria del "Living Thing" y entran los créditos.

By Valek

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